Un camino de iniciación, una
aventura eterna, una búsqueda imposible. De niño a mozo, de mozo a
escudero y de escudero a caballero. El caballero andante atraviesa
páramos desiertos, montañas nevadas, húmedos bosques y feraces
valles. Cabalga en solitario por polvorientos senderos, la fatiga
derrota al cuerpo, la ensoñación doblega el espíritu, y sólo
cuando alcanza el autoconocimiento, podrá hallar su Grial.
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