Todos desconocían su existencia.
El pintor prerrafaelista John William Waterhouse nos desvela el
secreto. La dama de Shalott permanecía encerrada en una robusta
torre y pasaba tejiendo noche y día. Su único contacto con la
realidad era un espejo a través del cual podía ver el maravilloso
reino de Camelot y seguir las aventuras del Rey Arturo y los
Caballeros de la Mesa Redonda.
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