Los sajones formaron un sólido
muro con sus escudos donde chocaron una y otra vez las acometidas de
los feroces vikingos. En la primavera del año 878 el rey Alfredo el
Grande consiguió derrotar al rey vikingo del Danelaw Guthrum I el
Viejo. Tras las batalla el danés abrazó el cristianismo y aceptó a
Alfredo como padrino.
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