Junto a la sangre y al semen, la
leche materna ha sido considerada a lo largo de toda la historia un
líquido vital. De ellos brota la existencia. El invencible héroe
Hércules fue fruto de los amoríos entre el todopoderoso Zeus y la
mortal Alcmena. Siendo apenas un bebé Hércules fue colocado junto
al pecho de Hera, esposa de Zeus y madrastra celosa del retoño, para
a través de su leche materna, alcanzar la inmortalidad. La diosa
despertó de súbito y apartó bruscamente al chiquillo, la leche que
manaba de su seno se derramó por el Cosmos formando la Vía Láctea.
Rubens imagino la escena y la plasmó en un maravilloso lienzo. Las
artes plásticas siempre han encontrado una inagotable fuente de
inspiración en la mitología clásica.
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