Es difícil encontrar el
punto donde el Pirineo deja de ser catalán (o navarro) y comienza a
ser francés. Su situación como barrera física, surgida en el
último plegamiento alpino, ha converito a esta impresionante cadena
montañosa en perpetua frontera entre Francia y España, y yendo
(bastante) más allá, entre Europa (último apendice de Eurasia) y
la Península Ibérica. La cordillera dividida en dos unidades, el
Pirineo Axial, que presenta los picos más altos, como el Aneto, y el
Prepirineo que discurre paralela en ambas vertientes. Roncesvallés,
Andorra y Jaca son los pasos naturales e históricos.
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