lunes, 27 de abril de 2015

PEDRO I DE PORTUGAL.



Pedro I fue un rey portugués de la dinastía de Borgoña, famoso en la Historia por sus amores con Inés de Castro.

Hijo de Alfonso IV y Beatriz de Castilla, los avatares políticos y la diplomacia obligaron a Pedro a casarse con la infante Constanza Manuel de Castilla, hija del Infante don Juan Manuel, con la que tuvo tres hijos. No obstante, el corazón de Pedro tendría otra dueña.


El amor y los asuntos de estado rara vez casan bien, Pedro, heredero de la corona portuguesa, se enemoró de quién no debía, una cortesana llamada Inés de Castro. Dudo yo que fuese amor auténtico, porque si lo hubiesee sido, el infante habría renunciado al poder y se hubiese apartado de la corte y retirado a algún apartado rincón del reino para disfrutar de la vida junto a Inés (Eduardo VIII renunció al trono de Inglaterra para casarse con Wallis Simpson, ejemplos hay). El caso es que Pedro no quiso renunciar ni a la corona, ni a Inés, y como el que mucho abarca poco aprieta, aconteció la tragedia.

Cuando quedo viudo, Pedro se casó en secreto con Inés, algo que enfureció a su padre y a buena parte de la corte, que veía en la cortesana gallega, una quintacolumna castellana en el corazón del reino portugués. Débil, envejecido y quizá senil, el rey Alfonso ordenó el asesinato de Inés, un acto que a punto estuvo de sumir el reino en una guerra civil.

Pedro se levantó en armas contra Alfonso, aunque la sangre no llegó al río, por fidelidad paterna el agraviado pareció olvidar la afrenta. Al menos hasta la muerte de su padre.

Murió Alfonso, Pedro se convirtió en rey. Desenterró el cadáver de Inés, la presentó con las mejores galas, y obligó a la nobleza del reino a jurarle lealtad, rendir pleitesia y reconocerla como auténtica reina. Inmediatamente inició su venganza personal. Los culpables fueron detenidos, torturados y asesinados. Esta vendetta le valió a Pedro dos pseudónimos, "el Cruel" y "el Justiciero". Juzgue cada uno cual es más acertado.

En el aspecto político su reinado tuvo poca importancia y nunca pudo ganarse el aprecio de su pueblo. Además tuvo serios enfrentamientos con la nobleza y con el clero, ya que intentó recortar sus derechos y eliminar la influencia pontificia en la Corona portuguesa. Dos de sus hijos, un legítimo Fernando, y otro bastardo, Joao, también fueron reyes de Portugal.


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