martes, 24 de marzo de 2015

BISONTES



Venerados y cazados. Nuestros antepasados del Paleolítico europeo hicieron de este bóvido la pieza más apreciada en sus partidas de caza, y figura omnipresente en los santuarios rupestres franco-cantábricos.


La fuerza y la energía de la vida representados en esta criatura, que antaño pobló los bosques de toda Europa, una especie que tras ser aniquilada hasta el exterminio, ha sido recuperada gracias a la acción de Parques Zoológicos de toda Europa. 


El bisonte fue la pieza de caza mayor más importante para el hombre prehistórico, le proporcionaba comida diaria, abrigo, fuego y un caldo de cultivo perfecto para cocinar leyendas y plasmar obras de arte en las paredes de las cavernas. Unas pinturas que son definitorias de una época. 


Viven en rebaños de unos veinte individuos, que en invierno puede aumentar hasta el medio centenar, guiados por un macho adulto. El monte bajo y los espacios abiertos, una formación vegetal de bosque mixto es el hábitat de este enorme bóvido. El uro, el bisonte y el toro, tres bóvidos vinculados con el pasado (y el presente) de las sociedades europeas. 

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