San Ruperto fundó en el siglo VII la Abadía de San Pedro, uno de los monasterios más antiguos de la Europa germana. Este monasterio fue también el origen de la ciudad de Salzburgo. Su iglesia fue reconstruida durante el románico en 1130 y más tarde, en los siglos XVII y XVIII, restaurada en el estilo imperante de la época: el Barroco.
En un principio los abades eran también los obispos de la diócesis. Hacia el siglo noveno la comunidad adoptó la regla benedictina y en 987 fueron separados el monasterio y el obispado.
En una de las capillas laterales descansa San Ruperto, patrón de Salzburgo, sobre un sarcófago romano del siglo V. No obstante algunas de las reliquias del santo se encuentran en la cercana Catedral.
Las catacumbas donde eran enterrados los monjes se encuentran en las paredes de la montaña, y son uno de los atractivos turísticos de la ciudad.
El conjunto conventual está perfectamente integrado en el urbanismo y la vida cultura del Salzburgo, de tal forma, que cada año se celebra un concierto en homenaje de Mozart, el hijo predilecto de la ciudad, donde es interpretado su famoso Réquiem.
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