Zeus, señor del Olimpo
con bigote y larga barba, coronada la sien con una recia cornamenta
de carnero, animal que simboliza al poderoso dios egipcio Amón. En
esta representación las dos deidades supremas de sus respectivos
panteones aparecen unidas en una interesante simbiosis. Los
pragmáticos romanos nunca asesinaron a ningún dios enemigo, muy al
contrario lo adoptaron y asimilaron. De tal manera que llegase un
momento en que daba igual a cual de los dos se adorase, en el fondo
se estaba rindiendo culto a la propia Roma. Esta preciosa máscara
romana de mármol posiblemente fue utilizada en determinados ritos
apotropaicos, es decir, propiciatorios.
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