lunes, 24 de noviembre de 2014

ENRIQUE EL LEÓN.



Desde un lugar destacado del Ayuntamiento Nuevo de Munich, dominando la Marienplatz, sumido en un silencio pétreo, nos observa Heinrich der Löwe - Enrique el León - un destacado duque de Baviera y fundador de la capital muniquesa.



Hombre enérgico y de carácter, si atendemos a su apelativo de león, elegido por él mismo como animal totémico, hijo de Enrique el Soberbio, duque de Sajonia, participó con éxito en la evangelización de las tierras bálticas, peleó con el emperador Conrado III para obtener Baviera, casó en segundas nupcias con Matilda, la hija del rey inglés Enrique II Plantagenet, peregrinó a Tierra Santa, fortaleció su posición en Baviera fundando Munich y llegó a dominar un vasto territorio que se extendía entre el mar del Norte y el Báltico. Y en la cúspide de su carrera político-militar, se enemistó con alguien más poderoso que él, y no menos bravo, el emperador Federico I Barbarroja, lo que le hizo caer en desgracia, perder sus feudos y la entrega del Ducado de Baviera a Otón de Wittelsbach. En 1195 falleció en Brunswick, lugar donde fue enterrado.  

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