miércoles, 3 de septiembre de 2014

WALTER DE LAS MANOS FUERTES.



Waltharius manur fortis, hijo del rey de Aquitania es el protagonista de un antiguo poema emparentado con las sagas germánicas y el célebre Cantar de los Nibelungos. 

Walter, junto con su enamorada Hildegunda, hija del rey de Borgoña, vivían como rehenes en la corte de Atila, un auténtico nido de víboras. El joven Walter gana merecida fama por su fortaleza en el combate, lo que genera enemistades y envidias en alguno de sus compañeros de presidio, como Hagen, un valeroso muchacho franco que había vivido más de una aventura con Walter. Hagen logra fugarse, y la esposa de Atila, empeñada en retener a Walter, intenta casarlo con una joven de la corte. 

Una noche de alegría, Atila y sus hombres celebraban animosamente una de sus victorias en el campo de batalla, y aprovechando la ebriedad de los comensales, Walter y su amada Hildegunda se fugan de la corte, llevándose con ellos el magnífico tesoro que había ido acumulando el rey huno. ,

"Gualterio en su huida caminaba, como dije, por las noches,
y, buscando de día las quebradas y espesos arbustos
atrajo con maña a los pájaros y los cazó con la misma destreza,
engañándolos ya con la vareta, ya con un leño hendido.
Pero cuando llegó a un lugar donde serpenteaban las aguas de un río,
tiró el anzuelo y arrebató la presa al agua profunda.
Y así conjuró el hambre con duro trabajo.
Y durante todo el tiempo de la fuga se cuidó de requerir el amor de la joven
el esforzado Gualterio, el glorioso héroe"


Pero al llegar a la orilla del Rin, a la región de los Vosgos, los jóvenes amantes son descubiertos y perseguidos por Hagen y Gunter, rey de los francos, que pretenden apoderarse de las riquezas que portaban. En un estrecho desfiladero el héroe hace frente y va venciendo, uno tras otro, a todos los adversarios que se le van encarando. Entre los últimos en caer, Hagen, al que arranca un ojo, y Gunter, al que cercena, de un tajo, la mano. 

Tras el combate, Walter y Hagen hacen las paces, y mientras comparten un trago de vino, renuevan su amistad y recuerdan hazañas pasadas.

"Entonces, finalmente, el fiero Hagen y el aquitano,
aunque exhaustos en todo el cuerpo, pero con el corazón invicto,
después del gran ardor del combate y de tremendos golpes
bromearon, vaciando sus copas, en un certamen de chanzas". 

Las aventuras de Walter de Aquitania, un poema épico latino, fue redactado, al parecer por los monjes de San Gall a finales del siglo X. 

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