miércoles, 10 de septiembre de 2014

INNSBRUCK MEDIEVAL, CAPITAL DEL TIROL.



En el Corazón del Tirol, Innsbruck lleva más de mil años, siendo la ciudad más importante de la región. Los documentos escritos más antiguos referidos a Innsbruck datan de 1187 y la ciudad aparece con el nombre de Insprucke, que deriva del río Inn que atraviesa la localidad alpina.


Innsbruck creció al amparo del río Inn, pues era el punto más importante para vadearlo, y durante la Plena Edad Media ya era famosa por el puente que cruzaba el río. La ruta que pasaba por la ciudad era la principal forma de comunicaciones entre el Norte y el Sur, entre Baviera e Italia, y el camino más sencillo para atravesar los Alpes. Gracias a su excelente ubicación (y a su puente) se convirtió en un lugar de paso habitual para comerciantes y viajeros, lo que trajo consigo desarrollo y prosperidad a la pequeña ciudad.


En el siglo XIII la familia Habsburgo llegó al poder en Austria y algunos de sus soberanos, seguramente enamorados del entorno idílico donde se alza Innsbruck, la escogieron como una de sus predilectas y se encargaron de engrandecerla y embellecerla. Esa impronta imperial y barroca otorga a Innsbruck toda su esencia arquitectónica, que invita al visitante a perderse por sus calles y sumergirse en siglos de historia.


En la niñez, el Tirol se nos presentaba como una mágica tierra montañosa donde acontecían los cuentos y las historias más variopintas.




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