lunes, 17 de marzo de 2014

DRUIDAS Y TEMPLARIOS.



El Camino es salir a andar. Salvar obstáculos y respirar la historia de las tierras que cruzas y saboreas la cultura de sus gentes. Como historiador apócrifo (como los evangelios) he descubierto el encanto del Bierzo, un tranquilo valle, alimentado por el Sol y besado cada amanecer por las brumas del Sil. Un lugar donde el Reino de León deja de ser castellano y cristiano y se convierte en gallego y celta. Un recóndito lugar, distante de todo, una tierra media, un crisol de conocimientos herméticos. Aquí, los últimos druidas gallegos, supervivientes de la extinción de su linaje, pero auténticas enciclopedias vivientes del conocimiento, transmitieron, siempre que pudieron manteniendo el secreto, a los primeros caballeros templarios, que apostados aquí se convirtieron en guardianes de la puerta de Galicia, todo su saber, acumulado durante siglos. 

Algunos peregrinos que ven más allá del Camino han conseguido captar, conocer, interiorizar, esos conocimientos. Y sí esta comunión no es real ¿por qué el Santo Grial, un objeto que une a celtas y templarios, permanece, desde hace siglos, en la pequeña iglesia de Cebreiro?

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