sábado, 10 de diciembre de 2016

GUILLERMO DE AUVERNIA.



En un recóndito habitáculo oculto en las entrañas de Notre Dame de París, Guillermo de Auvernia instaló su laboratorio de alquimia. Y entre matraces y crisoles, fórmulas mágicas y vapores deliciosos, descrubrió la piedra filosofal. Eso al menos dice una leyenda apócrifa, tan cierta como fabulosa.

Guillermo de Auvernia, citado a veces como Guillermo de París, fue filósoso, profesor de teología en la universidad, consejero del rey Luis IX y obispo de París.


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