La colina de Buda es el
enclave original de Budapest, celebrada su belleza con el apelativo
de “Reina del Danubio”. El Bastión de los Pescadores es uno de
los grandes atractivos que ofrece la urbe, siempre animado y
concurrido. Muy cerca se sitúa la Iglesia de Matías – Matyas
templom – el templo católico histórico de Budapest.
La Iglesia Parroquial de
Nuestra Señora – advocación auténtica – fue levantada durante
la Baja Edad Media. Fundada en 1255 por Bela IV, los trabajos se
prolongaron entre el siglo XIII y XV. Buena parte de la construcción
data del reinado de Segismundo de Luxemburgo, aunque ha quedado
vinculada con el rey Matías (de ahí el nombre por el que es
conocida), que encargó la ampliación del edificio. En 1458 tras su
coronación se celebró aquí una multitudinaria Misa de Acción de
Gracias.
Durante un tiempo fue el
lugar de coronación de los reyes húngaros. En 1309 fue coronado
aquí Carlos Roberto de Anjou, primer rey húngaro tras la
desaparición de la histórica dinastía de Arpad. Su interior guarda
una réplica del Orbe de San Esteban, el Cetro y la Santa Corona, los
elementos simbólicos del ceremonial.
También fue coronada en
este templo Sissi Emperatriz, que gozó del amor del pueblo húngaro.
Los muros interiores de
las iglesias húngaras aparecen siempre policromados, ofreciendo a
los feligreses vívidas imágenes de la historia del país.
Un interminable fresco
que se extiende por paredes, bóvedas y cúpulas. Nada que ver con la
monotonía de la piedra desnuda de nuestras iglesias.
Los otomanos
conquistaron la ciudad y transformaron la iglesia en mezquita. Es por
este motivo que muchos elementos originales han desaparecido.
Los avatares de la
ciudad pasaron factura a la iglesia que fue reconstruida por los
franciscanos en estilo barroco y a finales del siglo XIX vuelta a
restaurar siguiendo la moda del momento; el neogótico.
El altar mayor es el
corazón espiritual de la iglesia.
Capilla de San Emeric,
hijo de San Esteban, al que la muerte le llegó en la incompleta
juventud.
En el año 1860 se
trasladaron desde la desaparecida basílica de Szekesfehervar los
cuerpos del rey Bela III y su esposa Inés de Chatillón.
El ciervo es uno de los
animales simbólicos y totémicos de los magiares desde los tiempos
en que cabalgaban libremente por las estepas.
Capilla del rey San
Ladislao – Szent Laszlo.
Rematando una de las
puntiagudas cúpulas el cuervo, símbolo de la poderosa familia
Hunyadi, a la que pertenecía el rey Matías.
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