sábado, 11 de noviembre de 2023

LA PAZ DE VENECIA

 



En el año 476 Odoacro, líder militar de los hérulos, destronó al joven Rómulo Augusto, provocando la famosa caía del Imperio Romano. Desde aquel día fueron muchos los que se consideraron los legítimos herederos de los victoriosos Césares de coronas laureadas. Esta es la razón principal de los continuos desencuentros entre el Sumo Pontífice de Roma y el Sacro Emperador de Germania. A mediados del siglo XII la República de San Marcos volvía a nadar entre dos aguas. Mejor dicho de mares tumultuosos que amenazaban con desbordarse, arrasándolo todo.


La amenaza germana se vio agravada por el apoyo que la República había concedido al papa Alejandro III en 1159. El emperador Federico Barbarroja tenía a su propio antipapa que oponer a Roma. Y fueron los experimentados y eficientes diplomáticos venecianos los que consiguieron algo que parecía imposible; mediar entre Emperador y Papa, y además salir ganando en el envite.


El 24 de Julio del año 1177, bajo el pórtico de San Marcos, el emperador Federico Barbarroja, arrodillado, aceptó la sumisión al papado, representado por Alejandro III, siendo maestro de ceramonias el dux Sebastiano Ziania. Además, el emperador renunció a imponer su soberanía sobre Venecia. Nuevamente los venecianos demostraron sus dotes para los negocios y las mediaciones.


Lo he dicho mas arriba hablando de las frecuentes controversias de los venecianos con el poder pontifical, que ≪la humillacion de Francesco Dandolo borra la verguenza de Barbarroja≫. Conviene relacionar estos dos acontecimientos; gracias a la ayuda de los venecianos, Alejandro III pudo en el siglo XII poner el pie sobre el cuello de Barbarroja, recitando los versos del salmo ≪Pondras tu pie sobre el leon y sobre la serpiente≫. Ciento cincuenta anos mas tarde, el embajador veneciano Francesco Dandolo no pudo obtener una audiencia del papa Clemente V, cerca del que habia sido enviado para implorar la revocacion de la sentencia de excomunion pronunciada contra la Republica. Se ocultó—segun la tradicion corriente— detrás de la mesa donde iba a comer el Pontifice, y cuando este tomo asiento salio de su escondite y besando sus pies obtuvo por sus suplicas mezcladas de lágrimas la revocacion de la terrible sentencia.

John Ruskin

Las piedras de Venecia.




A la entrada de la basílica de San Marco no encontramos una losa con un rombo blanco que enmarca un cuadrado negro. Según la tradición ese es el lugar donde el emperador se arrodillo ante el Sumo Pontífice.


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