La década de los setenta fue, musicalmente hablando, muy especial, y lo fue por muchos motivos; número de bandas y compositores, continua experimentación, temas inolvidables e imprescindibles, discos brutales, variedad de estilos, originalidad e innovación constante. No puede ser casualidad que cada vez que buceo en la historia de la música, tarde o temprano, acabe en esa época. Aunque claro, en el fondo de la cuestión, todo esto es una apreciación completamente subjetiva. Quizás debería escribir que para mí, la música de los '70 ha sido, es y será esencial, parte imprescindible de mi propia banda sonora. Ken Hensley es uno de esos músicos a los que me estaba refiriendo. Durante toda la década fue el alma de Uriah Heep; componía, tocaba el teclado, en ocasiones la guitarra, y si era necesario, también cantaba. En 1971 compuso una preciosa balada, Lady Black, para el disco Salisbury, al cantante habitual David Byron no le gustó el tema y fue el propio Ken Hensley, el encargado de interpretarla.
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