miércoles, 29 de marzo de 2023

EL TRASLADO A MALAMOCCO





Teodato o Deodato Ipato, el hijo del dogo Orso Ipato, se proclamó dux en el 742, y una de sus decisiones más trascendentales fue trasladar su residencia de Eraclea a Malamocco (Metamaucum en el Lido), lugar donde se refugiaron los paduanos en el siglo VI. En el 751 los bárbaros lombardos conquistaron la ciudad de Rávena, destruyendo definitivamente el Exarcado de Rávena. Esta victoria marca el cénit del poder lombardo, que en breve sucumbirá al imparable ascenso del rey franco Pipino el Breve.

Este acontecimiento (la conquista lombarda de Rávena) debilitó (aún más) los lazos entre Venecia y el Imperio Bizantino. Pero no los cercenó completamente, y la experimentada flota imperial siguió siendo garantía más que suficiente para asegurar la supervivencia, y la libertad de acción, de los venecianos, un pueblo amenazado, primero por los lombardos (774) y más tarde por los carolingios, una dinastía llamada a marcar toda una época en Europa Occidental. Afortunadamente, para Venecia y sus islas (algunas de ellas al menos), los asaltos carolingios fueron rechazados con la ayuda de los marineros y los barcos del basileus, Nicéforo I.

Hunos, lombardos, carolingios, y más tarde, normandos (los de Roberto Guiscardo) y magiares (protagonistas de las Segunda Invasiones que firmaron el finiquito del Imperio Carolingio), asediaron y hostigaron Venecia y sus tierras. Enemigos germanos (lombardos y francos), escandinavos (normandos) y esteparios (hunos y magiares). Los afanosos venecianos, una estirpe de supervivientes natos, encontraron siempre refugio en sus islas, y cuando se sintieron suficientemente poderosos, se lanzaron a la conquista del mar Mediterráneo, consiguiendo el dominio sobre sus aguas (talasocracia veneciana). Cuando visitas Venecia en la actualidad, todo es lujo y exceso, pero no existe señal alguna de marcialidad, y se nos muestra como esa tímida y frágil dama que parece no haber todo un plato en su vida, cuando en realidad, gran parte de esa riqueza, que aún se ve reflejada en las aguas de sus canales, fue alimentada con la sangre de sus enemigos.

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