jueves, 23 de febrero de 2023

EL DUX ANTONIO GRIMANI ARRODILLADO ANTE LA FE.

 


El dux Grimani luce brillante armadura, como un miles Christi, y abre los brazos adoptando una postura que recuerda a San Francisco de Asís recibiendo los estigmas. Una imagen, dos facetas, la militar y la piadosa. Su guardia personal le cubre la espaldas y un joven paje sujeta la corona ducal. Frente al dogo, y en la posición central de la obra, se materializa la Fe, encarnada en una joven de dorados cabellos, con la mano derecha alza el cáliz de la última cena, aquel que recogió la sangre del Salvador, ¿el misterioso Santo Grial?. Con la otra mano, y ayudada por un amorcillo, sostiene la cruz, símbolo de la redención y de la salvación eterna. A los pies de la Fe, una panorámica, algo difuminada, de Venecia. En la parte inferior izquierda, cerrando la composición triangular, el evangelista San Marco, patrón y protector de la República, y el omnipresente león alado.


El arte inunda Venecia por todos lados (como las aguas). Visitar el Palazzo Ducale es pasear por la historia de la República y la de sus principales dirigentes, los dogos. El gobierno de Antonio Grimani fue breve, tan solo un par de años (1521 – 1523) y el lienzo se inició treinta años después de su muerte. Tiziano fue el encargado de pintar esta obra, pero la muerte le alcanzó antes de poder terminarla. Uno de sus discípulos, Vecellio, culminó el trabajo. La pintura se ubica en la sala de las Cuatro Puertas, denominada así porque daba acceso a cuatro salas del Palazzo Ducale.


La Fe y la armadura, iglesia y estado juntos, de la mano. Pero es el estado el que se arrodilla ante la cruz, reafirmando el papel legitimador de la iglesia. En el fundo subyace la idea de que es Dios, en su omnipotencia, el encargado de organizar los asuntos de la Tierra. Y pobre de aquel que lo olvide.


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