Después de varias décadas sufriendo la tiranía imperial, las fuerzas del caos se proponen borrar del mapa al emperador y sus ejércitos.
Saqueadores y salteadores goblins, hostigan sin descanso, y durante horas a la exigua infantería imperial. Las ciudades de Grunburg y Altdorf han logrado reunir dos compañías.
Los valiosos arqueros de Grunburg, y los expertos ballesteros de Altdorf que han salvado en más de una ocasión su ciudad, apoyan a la infantería y consiguen, de momento salvar el flanco.
En el centro del campo de batalla, la imbatible caballería imperial choca una y otra vez con la poderosa muralla formada por orcos y guerreros del caos. A pesar de las embestidas el frente de batalla continua impenetrable. Nunca han sido derrotados en campo abierto los caballeros de Reikland.
Arqueros y ballesteros son el último reducto y el único apoyo con el que cuenta la caballería pesada....
...pero los jinetes de colmillo negro cruzan el campo de batalla, y con la infantería ocupada en otros menesteres los arqueros son aniquilados con facilidad por los poderosos colmillos de los cánidos.
Con los arqueros fuera de combate, y la infantería huyendo en desbandada hacia el río, el cerco se cierra sobre los orgullosos caballeros. Y ahora solo quedan dos opciones; rendición o muerte.
Los tratantes de la muerte de Tragarth, cuerpo de élite de las fuerzas del Caos, han vuelto a ser decisivos para el resultado final de la batalla.
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