jueves, 11 de noviembre de 2021

ARTE ROMANO. ESCULTURA. EL RETRATO Y EL RELIEVE HISTÓRICO.


Partiendo del sentido práctico romano, las principales manifestaciones de la escultura fueron el retrato y el relieve histórico, que eran utilizados con fines propagandísticos y de exaltación de los emperadores, generales, magistrados y otros personajes mostrados al pueblo como modelos. Igualmente se daba a la escultura una función didáctica, por las narraciones de hechos históricos. 

La preocupación constante de la escultura romana es la búsqueda del realismo y de la expresividad. Su estética es heredada de Grecia pero también de la retratística funeraria etrusca de los siglos IV y III a.C., en la que el realismo fue igualmente importante. 

Con el tiempo se extendió el gusto por tener estatuas decorativas en las casas, por lo que surgen numerosos talleres que copian los originales griegos, y gracias a esta moda, nos han llegado ejemplos del arte griego. 

3.1. EL RETRATO. 


La retratística romana se inició en los siglos II y I a.C., por herencia etrusca y con una función esencialmente funeraria. La tradición funeraria romana consistía en hacer máscaras de yeso o cera de los difuntos y conservar estas imagines maiorum en un armario situado en el atrio de la casa. En los sucesivos funerales familiares se portaban en el cortejo fúnebre, para resaltar la importancia de la familia. 


Un buen ejemplo de imagines maiorum es la estatua del togado Barberini del siglo I a.C. 


De este modo, comenzó su producción con las realizaciones de máscaras funerarias y de retratos de los antepasados. Estas obras eran propias de las clases patricias, pues las reproducciones eran veneradas en sus hogares, como el grupo funerario de Catón y Porcia. 

Julio César. Siglo I a.C.


A finales del siglo I a.C., se empezó a retratar a personajes vivos, siendo las primeras muestras al respecto los realizados a Julio César, inspirados en los de los reyes helenísticos. En ellos aparece el retrato psicológico, en el que no sólo se plasman los rasgos faciales con la mayor exactitud posible, sino también su carácter y estado anímico. 

A partir del emperador Augusto, y a lo largo de todo el Imperio, el retrato alcanzará un inmenso desarrollo, constituyendo una de las producciones artísticas más características de la cultura romana. Con el primer emperador aparece la estatua-retrato del emperador. De ellas se hacen centenares de copias que se envían a todos los rincones del imperio para presidir foros, templos, basílicas y todos los edificios públicos con claras intenciones de propaganda política. 

Un ejemplo de escultura de bronce es el Emonec de Ljubliana (Eslovenia).

Se establecieron tres tipologías: el retrato de cabeza, de busto y de cuerpo entero, con talleres especializados en cada una. 


☼ El retrato de cabeza.

El retrato de cabeza se colocaba sobre un pequeño pedestal del que surgía el cuello. Era la tipología más barata, pues requería menos material y, por tanto, la más numerosa. Toda casa de patricio contaba con un elevado número de retratos de sus miembros más importantes, así como los comerciantes de elevada posición económica. También se realizaron numerosos retratos de cabeza de los propios emperadores. 

Sus autores se esmeraron en captar los rasgos faciales del retratado, reflejando el estado anímico o el carácter del modelo, en el llamado retrato psicológico. En el caso de la mujer, se insistía en el peinado de la retratada, según la moda del momento. 


☼ El busto. 

El retrato de busto consistía en la representación de la cabeza y de la parte superior del cuerpo. Más elaborados que los retratos de cabeza, eran sin embargo mucho más pequeños y, por tanto, más baratos, que las esculturas de cuerpo entero. Eran propios de interiores (edificios oficiales, palacios o mansiones de patricios).

Trajano. Siglo II.


La breve parte del cuerpo que abarcaba el busto podía aparecer o bien cubierta por una toga o una coraza, como se observa en el busto de Adriano, o bien mostrando un potente pectoral desnudo, como ocurre en el busto de Trajano. 

El retrato femenino de busto no fue muy común, aunque se han hallado algunos ejemplos. 


☼ El retrato de cuerpo entero. 

Este tipo de retrato consiste en piezas de bulto redondo que reflejan al personaje en su totalidad, a tamaño natural. Por su elevado coste, salvo excepciones, fue propio de emperadores, generales y grandes magistrados, y muchos llegaron a colocarse como monumentos públicos. 


Los talleres especializados en el retrato solían realizar los cuerpos en serie, añadiendo después la cabeza del retratado al recibir el encargo. Por ello, en ocasiones se advierte cierta falta de concordancia entre cuerpos más jóvenes y rostros de mayor edad.

Según su simbolismo, podía presentar hasta cuatro modalidades diferentes:


♠ Thoracatae. Se representa al retratado con una coraza como alegoría militar. Es propio de generales y emperadores. 

♠ Togato. Se retrata al personaje vestido con toga, como un magistrado. Es característico de abogados, senadores y sacerdotes, además del emperador. 

Trajano apoteósico. Siglo II d.C. Museo Arqueológico de Sevilla.

♠ Apoteósico. Es propio tan sólo de los emperadores que aparecen desnudos e idealizados, a modo de rey dios. 

♠ Ecuestre. Es la tipología de retrato de mayor tamaño y menos común. Destinadas a los espacios públicos, mostraban a un general o emperador a caballo, como vencedor de campañas militares. Esta modalidad tendrá gran continuidad posterior como representación del poder (especialmente a partir del Renacimiento). 

También algunas mujeres, cuando alcanzaban una gran relevancia social, accedían a este tipo de esculturas. 

En los retratos femeninos de cuerpo entero podía retratarse a la mujer en pie o sedente. Se buscaba remarcar la elegancia femenina a través de los numerosos plegados y vuelos en sus ropajes, siempre captados de la forma más ampulosa posible. 


Esculturas destacadas. 



☻Augusto de Prima Porta. Siglo I d.C. Museos Vaticanos. La obra, tallada en mármol, reúne dos características fundamentales, su sentido práctico, con una finalidad propagandística y la importancia del retrato. El emperador Augusto, que instauró la Pax Romana, e inició el periodo de mayor apogeo del Imperio, generalizó este tipo de retrato para potenciar la representación y el culto a la figura del emperador en todas las provincias del Imperio. 

Una escultura de bulto redondo que representa al emperador Augusto como militar, tipología como thoracatae. La obra ejemplifica la adopción del canon clásico por parte de los romanos, pues sigue el modelo de representación masculina del Doríforo de Polícleto, con modificaciones en la postura y la vestimenta. 



☻ Augusto de Vía Labicana. Museo de las Temas de Roma. Se compuso con un cuerpo sin cabeza y una cabeza de Augusto realizada por un especialista del siglo I a.C. En esta escultura el emperador es representado como Pontífice Máximo (Sumo Sacerdote), con un manto cubriendo la cabeza y portando la patena para el sacrificio. 




☻ Estatua ecuestre de Marco Aurelio. Original Museo Capitolino. Siglo II. Bronce. El emperador aparece representado con la túnica de los militares y levanta el brazo derecho, saludando a sus tropas. El caballo mantiene el equilibrio con una de sus patas levantadas, originalmente sobre un bárbaro, hoy inexistente. Presenta al emperador con gesto reflejado y pacificador. El rostro refleja serenidad, como correspondía a su propio carácter, muy inclinado a la cultura. Esta expresión contrasta con la del caballo, en el que se evidencia la fuerza. Este carácter dual (serenidad-agresividad) es habitual en estas representaciones honoríficas y propagandísticas. Se trata de una de las pocas esculturas de bronce que nos han quedado de la época romana. Durante el Renacimiento serviría de modelo para un buen número de esculturas ecuestres. 


☻ Cómodo heroizado como Hércules. Siglo II. El emperador Cómodo es representado como el héroe Hércules portando sus atributos; la piel del León de Nemea, la maza y las tres manzanas de la inmortalidad del Jardín de las Hespérides.  

Bajo Imperio. 

A partir del siglo IV, durante el Bajo Imperio, el retrato romano se caracteriza por la rigidez, la simplicidad y el hieratismo, acercándonos al arte bizantino y paleocristiano. Los retratos se deshumanizan, se pierde la preocupación por hacer retratos que se acerquen al hombre, se tiende a una esquematización pero hay una mayor expresividad y comunicación psicológica. 



Como ejemplos destacados tenemos la estatua colosal de Constantino y los Tetrarcas de San Marcos. 

3.2. EL RELIEVE HISTÓRICO. 

Esta manifestación escultórica constituye un auténtico documento en piedra. Los hechos más importantes de la historia de Roma se representaban con realismo y veracidad, y en los personajes se utilizaba la técnica del retrato. 

Su finalidad era didáctica, es decir, se pretendía dar a conocer al pueblo las acciones notables y ejemplares de Roma. También tenían una función propagandística al exaltarse en ellos los valores y la heroicidad de los personajes. 

Al igual que el retrato, el relieve histórico se inicia en los siglos II y I a.C., pero su gran desarrollo se dio a lo largo del Imperio, entre los siglos I y V de nuestra era. Los principales ejemplos fueron los siguientes: 

☼ Relieves del Ara Pacis. Este altar presenta en su exterior, en la parte superior, un gran friso acerca de la ceremonia de consagración del propio altar, en el año 9 d.C. Todos los personajes que intervinieron en aquel acto aparecen en el relieve y son fácilmente identificables debido a la autenticidad de sus retratos, tanto del emperador Augusto y la familia imperial como de los senadores. 


El interior está recorrido por un friso decorado con bucráneos, guirnaldas y cintas. En el centro se levanta el ara (altar) consagrado a la diosa de la paz. En el exterior un zócalo rodea todo el edificio. Sobre el zócalo se presentan cuatro relieves con alegorías, destacando por su estado de conservación, la alegoría de la Tierra. 


☼ Arco de Tito. Este arco conmemorativo se levantó para celebrar la campaña contra los judíos de Palestina, llevada a cabo triunfalmente por el emperador Tito, quien arrasó Jerusalén y llevó a Roma los grandes símbolos del judaísmo a modo de trofeos de guerra. 



Destacan los dos relieves del interior del arco, que reflejan la entrada del emperador en Roma después de la victoria: en uno de ellos, Tito aparece en su carro triunfal, coronado por la Victoria y conducido por la diosa Roma, y en el otro se representa la procesión con los despojos del Templo de Jerusalén. 



☼ Columna de Trajano. Este monumento se erigió en el foro romano conmemorar las campañas llevadas a cabo en la Dacia por el emperador Trajano. Fue terminada en el año 113 d.C. En ella, los relieves se desarrollan en espiral, alrededor del fuste, a lo largo de 200 metros. Narran las campañas con todo tipo de detalles realistas, utilizando el retrato cuando se representaba al emperador, a los generales o al resto de los personajes destacados que intervinieron en la campaña.



En estos relieves aparecen dos técnicas propias de los relieves romanos: el horror vacui, que consiste en llenar toda la superficie con figuras o motivos sin dejar un espacio vacío, y el sistema cristalino, por el que se unían todas las escenas sin ningún elemento de separación entre ellas.

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