sábado, 6 de noviembre de 2021

ARTE ROMANO. ARQUITECTURA Y CIUDAD.

 


A medida que se fueron extendiendo, los romanos fueron creando una civilización urbana, que acabaría integrando a todos los pueblos conquistados. La ciudad será el centro de la administración del Estado y difusor de la romanización, a través de la lengua (el latín), el derecho, las calzadas y una arquitectura universal al servicio del Estado. 


El proceso de urbanización desarrollado por Roma fue de dos tipos fundamentalmente: 

- En las regiones del Mediterráneo Oriental utilizaron las ciudades de origen griego que crecieron y se adaptaron a las nuevas necesidades. 

- En las regiones del Mediterráneo Occidental (como fue el caso de la Península Ibérica), más ruralizado y con menor tradición urbanística, tuvieron que fundar numerosas ciudades. Estas ciudades de nueva planta nos muestran mejor la tipología urbanística romana. 

La ciudad se origina a partir de influencias etruscas y helenísticas, pero debe responder a las nuevas necesidades derivadas de la condición de gran imperio: construcción de grandes espacios cubiertos (basílicas, termas...), gran desarrollo de la ingeniería civil (puentes, calzadas, presas, acueductos, cloacas . . . ). Esta nueva tipología arquitectónica funcional es lo que le otorgará gran valor y originalidad. 

CARACTERÍSTICAS DE LA ARQUITECTURA ROMANA. 

El marcado sentido práctico del pueblo romano se aplicó a la arquitectura y a sus métodos constructivos, cuya finalidad primordial era la resistencia del edificio, su fácil reparación y su utilidad.  De forma genérica todas las construcciones romanas presentan tres rasgos: 

a. Una arquitectura al servicio del poder político. El Estado romano la utiliza para mantener vivo el recuerdo y el enorme poder de sus gobernantes. En ese sentido, muchos emperadores pusieron sus nombres a estas construcciones. Este aspecto determina las dimensiones colosales de estas construcciones, se trata de impresionar y demostrar la capacidad del Estado, así mismo, la utilización de la piedra y del hormigón buscan la permanencia en el tiempo, como el poder de Roma sobre los pueblos sometidos. La arquitectura romana es la expresión de su poder. 

b. Es una arquitectura utilitaria, funcional, que permite al Estado la extensión de la romanización por las tierras que domina y la consolidación política de su poder. Frente a una tipología constructiva práctica, también existen obras muy ornamentadas. El espíritu práctico del pueblo romano se impone en las obras arquitectónicas, interesa diseñar obras útiles, lo que contribuye a la uniformidad de los modelos arquitectónicos. 

c. Los arquitectos e ingenieros romanos consiguieron una gran destreza técnica, en la construcción de grandes edificios y en los sistemas de cubiertas: bóvedas de cañón, de arista y el descubrimiento de la cúpula como eje de simetría axial vertical, el arco de medio punto, la simetría de los conjuntos monumentales. 

Con respecto a los aspectos técnicos, podemos afirmar que los romanos consideraron siempre la solidez constructiva (firmitas) como lo primero a tener en cuenta cuando se diseñaba un edificio. Prueba de que lo hicieron bien es que muchos de sus edificios se mantienen en pie dos mil años después. 

Tipologías.

Los romanos desarrollaron una poderosa política constructiva al servicio de todos los ciudadanos aportando soluciones tipológicas para multitud de usos. Entre estas diferentes tipologías  y soluciones novedosas veremos diseños urbanísticos, edificios de uso público, religioso, de ocio o administrativo; obras públicas para servicios básicos; y construcciones conmemorativas, y en todos ellos importantes novedades de diseño. 

Los materiales. 

Los arquitectos y albañiles romanos usan materiales muy diversos; madera, piedra, ladrillo, hormigón, mármol . . . 

La madera se empleaba en las cubiertas y en las viviendas. 

Opus incertum

Opus quadratum

La piedra (opus) era tallada en perfectos sillares (opus quadratum) o en bloques irregulares unidos con mortero (opus incertum). 

El ladrillo se empleaba básicamente en las bóvedas, con la finalidad de aligerar su peso. 




El hormigón fue la gran innovación que revolucionó la arquitectura romana: al precisar poca piedra y mano de obra, y ser fácil de reparar, se convirtió en el material más empleado. El hormigón  es una mezcla de cal, arena, agua y guijarros. Al secarse, adquiría una consistencia pétrea, pero era lo suficientemente moldeable que permitía construir formas, como las bóvedas. Sin esta técnica, hubiesen sido imposibles algunos de los edificios romanos que más admiramos: el Panteón, el Coliseo o las temas de Caracalla. 

El mármol se introdujo en época de Augusto y era utilizado como revestimiento y para adornos escultóricos, a fin de dar apariencia de riqueza al edificio. 

También se utilizan pinturas y mosaicos para los revestimientos. 



El soporte. 

La columna es el soporte esencial. Los arquitectos romanos utilizaron los órdenes clásicos griegos, aunque introduciendo algunas transformaciones e innovaciones: toscano (orden dórico modificado con influencia etrusca, con basa y fuste liso), jónico (se utiliza poco y a veces presenta cuatro volutas en lugar de dos), corintio (muy utilizado, con basa altísima) y el compuesto (una aportación romana que combina en los capiteles elementos toscano y jónico, o jónico y corintio). 


Aprovechando la altitud de las grandes construcciones, se estableció una superposición de órdenes del más sencillo (en la base) al más elaborado, como en el Coliseo. 

La cubierta. 

Los romanos consiguieron una gran destreza técnica combinando arcos y columnas. Existían varios tipos de cubiertas, que se pueden agrupar dentro de los dos sistemas fundamentales conocidos: el sistema arquitrabado y el abovedado. 



a. En las cubiertas arquitrabadas se empleaban vigas de madera y se cubría el edificio con una techumbre a dos aguas.



b. En el sistema abovedado se utilizaban fundamentalmente el hormigón para disminuir el peso. Las cubiertas eran principalmente las bóvedas de medio cañón, arcos de medio punto y bóvedas. 

En la arquitectura romana fue frecuente la unión de ambos sistemas en un mismo edificio, combinando de esta manera el arco y el dintel, e incluso la techumbre a dos aguas, las bóvedas y las cúpulas. 

Ornamentación. 

La arquitectura romana posee mayor sentido ornamental que la griega. Los entablamentos se enriquecen considerablemente, los frisos se adornan con guirnaldas con bucráneos (cráneos de buey), elementos vegetales (especialmente derivados del acanto), grutescos (seres fantásticos, animales y vegetales entrelazados), aumento de molduras, decoración botánica abundante . . . 



En los interiores se persigue un efecto cromático con el empleo de distintos materiales que contrasten, mármoles, mosaicos y pinturas.  

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