martes, 16 de noviembre de 2021

ARTE PALEOCRISTIANO: LA PINTURA DE LAS CATACUMBAS Y LA CRISTIANIZACIÓN DE LA BASÍLICA.

 


En las manifestaciones artísticas del primer cristianismo podemos observar dos etapas claramente diferenciadas: antes y después del Edicto de Milán del año 313. 


El cristianismo nace durante el gobierno del emperador Tiberio, como una secta más de la religión judía. A partir de la crucifixión de Jesús, acaecida hacia el año 33, la nueva religión se extiende con gran rapidez por las ciudades de todo el Imperio. El cristianismo, al igual que el judaísmo (y posteriormente el islam) es una religión monoteísta, y por este motivo sus seguidores se niegan a respetar del culto imperial, de manera que el Imperio ve peligrosos a los cristianos. En consecuencia sus cultos fueron prohibidos y sus miembros perseguidos, torturados y ejecutados. En esta primera esta el cristianismo tuvo que sobrevivir en clandestinidad. Esta situación cambió radicalmente a partir del Edicto de Milán de 313 que otorgó libertad al cristianismo. El triunfo definitivo de la nueva religión llegó poco después, cuando mediante el Edicto de Tesalónica en 381, el emperador Teodosio convierte el cristianismo en la religión oficial del Imperio Romano. El cristianismo, organizado en torno a los obispos, se convierte en una estructura de poder que compite con el propio estado. 

Podemos entender el arte paleocristiano como una evolución del arte romano tardío. No obstante, la religión cristiana insufla un nuevo espíritu al arte y lo carga de simbología. En ese sentido las manifestaciones artísticas serán simples, estilizadas, renunciando a la perspectiva y a la profundidad espacial, eliminando además las proporciones y los rasgos del cuerpo humano para acentuar los aspectos religiosos. El fondo predomina sobre la forma y la expresividad vence a la estética. 

El máximo valor del arte concebido por los cristianos primitivos consiste en ser puente entre dos culturas; la clásica y la cristiana, entre Oriente y Occidente, entre la Edad Antigua y la Edad Media. 

Aunque el cristianismo nace en el seno del Imperio Romano (insertado en lo que hemos llamado Cultura Clásica), responde a una serie de creencias ajenas a Roma, y representa la primera fase de otro arte, el Arte Medieval Cristiano. De esta manera, a pesar de estar vinculado a la cultura antigua y clásica, supone una renovación radical. Una nueva dimensión espiritual hace que el hombre busque un arte nuevo, ahora el realismo clásico es sustituido por el expresionismo cristiano, basado en los símbolos, como en Oriente, y en un lenguaje sencillo, claro y narrativo, que lo pueda entender todo el mundo aunque sea de baja condición social. 

Como ya hemos señalado, dentro del arte paleocristiano podemos distinguir dos etapas:

Antes del Edicto de Milán. La pintura de las catacumbas.

Después del Edicto de Milán. La cristianización de la basílica. 

LA PINTURA DE LAS CATACUMBAS. 

La primera etapa se caracteriza por la persecución de los cristianos, el recogimiento y el desarrollo de la liturgia en la clandestinidad. Antes del siglo IV únicamente encontramos temas cristianos en las pinturas de algunas casas, y sobre todo, de las catacumbas. 


La catacumba será la construcción más característica de este primer periodo. Se trata de cementerios subterráneos excavados en antiguas canteras romanas, formados por un laberinto de galerías y criptas que conducían a amplias cámaras llamadas cubículos. En las paredes de estas cámaras se abrían nichos superpuestos en varios pisos para los enterramientos. Las fosas podían ser rectangulares (lóculo) o semicirculares (arcosolia). Estas catacumbas, además de para los enterramientos, también eran utilizadas para celebrar el culto durante las épocas de persecuciones. 


Las tumbas de algunos mártires cristianos notables por su testimonio vital o de fe, enterrados en estas catacumbas, se convirtieron en lugares de peregrinación y culto, y enterrarse en sus cercanías era muy solicitado por los creyentes. 


La manifestación artística más genuina e interesante que encontramos en las catacumbas son las pinturas. Esta decoración pictórica de frescos de valor simbólico que cubría criptas y cubículos era expresión de la nueva religiosidad con un lenguaje gráfico heredado de Oriente. Su función principal era la propaganda y el reconocimiento mutuo entre los fieles. Era necesario hablar a la gente en el lenguaje al que estaban acostumbradas. San Gregorio diría más tarde que las pinturas y las esculturas eran la Biblia de los pobres. 

Entre toda esta rica iconografía podemos destacar los siguientes símbolos. 


♠ Pez. Símbolo de Jesús de Nazaret y de todos los bautizados (anterior a la cruz). En griego pez se escribe ICHTHYS, que es el acróstico de Ἰησοῦς Χριστὸς Θεοῦ Υἱὸς Σωτήρ (Iesous Christós Theou Yios Sotér),  que significa Jesucristo, hijo de Dios, Salvador. El pez representa también a los neófitos recién bautizados y salidos del agua. 


♠ Paloma. Símbolo del alma. 


♠ Pavo Real. Símbolo de la vida eterna. 



♠ La vid y la espiga. Simbolizan la Eucaristía (el pan y el vino). 


♠ Crismón. Símbolo con las iniciales del nombre de Cristo. Consiste en las letras griegas Χ (ji) y Ρ (rho), las dos primeras del nombre de Cristo en griego: Χριστός (Khristós, el ungido).

♠ Cordero. Simboliza la idea de Cristo como víctima sacrificada para salvar a la humanidad.


Moscóforo. 

♠ Buen Pastor. Representa a Jesús y la oveja perdida. Toma como modelo el Moscóforo griego, pero sustituye el ternero por una oveja. 

El Buen Pastor es la personificación ideal de la redención cristiana; figura la más apreciada y popular creada por el arte, que supo concretar en ella un tipo alegórico en perfecta consonancia con la declaración que dio Jesucristo de sí mismo, Ego sum Pastor Bonus (San Juan,10,11) y con la conocida parábola evangélica recordada por San Lucas, 15,4), y además con una fuerte tradición literaria de los primeros siglos. El tipo iconográfico queda fijado a partir de los comienzos del siglo III. El significado de esta imagen radica en la caridad de Cristo y también en la penitencia, pues lleva sobre sus hombros a la oveja descarriada. 

Engerlberto Kirschbaum: La tumba de San Pedro

y las catacumbas romanas.



♠ Cristo como Maestro. Algunas pinturas representan a Cristo como Maestro, vestido como filósofo romano, rodeado de los apóstoles y enseñando a sus discípulos. 



♠ La Virgen. Representada como madre, con el niño en su regazo. 

♠ La Iglesia. Representada como un orante, rezando, aludiendo a la plegaria universal de toda la cristiandad. 

Mucho antes que en la escultura y en la arquitectura, los primeros temas cristianos aparecen en las pinturas de las catacumbas, aunque tarde, aproximadamente en el siglo II, debido a que al principio no se admite la imagen de Dios por temor a la idolatría. Realizadas con la técnica del fresco, se localizan en los muros de ciertas zonas de los corredores y en las cámaras, donde unas escenas son independientes de otras. La función de la imagen en estos momentos es sólo funeraria y no doctrinal, aunque la Iglesia supervisa la elección de los asuntos con miras a mantener la unidad de la fe. El tema central es Cristo como salvador de los hombres en su victoria sobre la muerte. Sin embargo, su figura aún no interesa desde el punto de vista histórico sino sólo simbólico, con motivos gráficos (letras griegas y latinas), animales (pez y cordero) o antropomorfos (Cristo pescador de almas y el Buen Pastor). Surgen así los temas más antiguos del cristianismo, que desde el principio quieren ser fácilmente inteligibles. Tuvo que pasar mucho tiempo, prácticamente hasta finales del siglo III o principios del IV, para que se representara la persona de Cristo, lo que fue muy discutido a raíz de la doctrina de la Encarnación.

Manual Básico de Historia del Arte

Mª Pilar de la Peña Gómez

Entre las catacumbas más destacadas se encuentran las de San Sebastían, San Calixto y Santa Priscila (todas ellas en Roma). 

El desarrollo de todo este simbolismo, permitió que, a partir del siglo IV, cuando el cristianismo alcanzó la oficialidad, la iglesia dispusiera de todo un sistema iconográfico original y perfectamente estructurado. 

Después del fin de la Antigüedad, algunos paganos, más tarde cristianos, habían admitido la posibilidad e incluso la necesidad de un género de imágenes que era preciso mirar “con los ojos del espíritu”, porque mostraban lo invisible […]. Se imaginó que disminuyendo en lo posible los puntos de contacto entre la figuración y la naturaleza material se podría sugerir mejor lo suprasensible. Así pues, se hizo desaparecer el volumen, el espacio, el peso, la variedad habitual de los movimientos, de las formas, de los colores. “Desmaterializada” de este modo, la figuración parecía más adecuada para una evocación de lo inteligible. Ahora bien, “desmaterializando” la imagen tradicional, se apartaban del arte clásico corriente. 

André Grabar: Los orígenes de la estética medieval


LA CRISTIANIZACIÓN DE LA BASÍLICA. 

A partir del Edicto de Milán promulgado por Constantino, el cristianismo deja de ser una religión prohibida, y de esta manera los cristianos toman las calles y sus monumentos van ocupando muchos espacios públicos. Este periodo es conocido como la Paz de la Iglesia. 

¿Por qué Constantino decidió legalizar el cristianismo? http://herodotohistoriant.blogspot.com/2013/06/in-hoc-signo-vinces.html


La nueva iglesia triunfante necesitaba edificios para albergar sus ritos y ceremonias, y que además simbolizará su poder. De esta manera en los siglos IV, V y VI se vive una auténtica fiebre constructora, favorecida por el dinero de los emperadores y de las clases altas que habían abrazado la religión cristiana. 

La arquitectura paleocristiana después de esta fecha suele subdividirse en dos grupos: el occidental y el oriental. 

A. Arquitectura paleocristiana occidental. 

En Occidente se produce la adaptación de la basílica romana en el tipo de iglesia habitual. Los cristianos transformaron la basílica según sus necesidades, sobre todo la orientación del espacio, que pasó de transversal a longitudinal, configurando todo el espacio como un recorrido que los fieles hacen desde las puertas hasta el altar, el lugar donde debe producirse el encuentro con Dios. 



Estas nuevas basílicas cristianas se organizan en tres partes fundamentales: 

Un patio de acceso, abierto y porticado, que sirve de transición entre el mundo del pecado (exterior) y de la la salvación (interior del templo). El patio paleocristiano desaparecerá en la Edad Media, pero tuvo una notable influencia en la arquitectura islámica. En los muros delanteros de este patio se levantan dos torres campanarios. 

Gran espacio interior, que presenta planta rectangular o de cruz latina (travesaño vertical de menor tamaño que el travesaño horizontal), dividido en tres naves (en ocasiones cinco) separadas entre sí por columnas. La nave central es más altas que las laterales, se cubre a dos aguas, y permite la apertura de ventanas en sus laterales para la entrada de luz, algo que no existía en la basílica original romana. 

Dentro de este espacio se fue distinguiendo poco a poco un nuevo espacio, el transepto, una nave que cruza la nave central transversalmente. (Se trata de un elemento arquitectónico con gran futuro en la arquitectura medieval). Con el transepto la basílica adquiere una planta cruciforme en la que el ábside representa la cabeza de Cristo. 

Zona del altar o presbiterio, claramente separada del resto. Normalmente el espacio se configura en forma de ábside semicircular. No podemos olvidar que el ábside era, siglos atrás, el lugar reservado a las estatuas imperiales, un espacio íntimamente ligado con el poder. Ahora se asocia a la majestad de Cristo, simboliza el triunfo de la fe cristiana y la vida eterna sobre la muerte física. 

El ábside es el espacio reservado al sacerdote, y en las iglesias principales se colocaba en él la cátedra (silla) del obispo, de donde procede la palabra catedral. 

El interior del templo estaba compartimentado: sacerdotes, hombres, mujeres, cada uno tiene un lugar determinado, acotado por barreras físicas, es una señal de que el igualitarismo de las primitivas comunidades cristianas había desaparecido. 

En Roma, convertida en estos siglos en una de las “cabezas de la cristiandad” se construyen importantes basílicas, como Santa María la Mayor, San Juan de Letrán, Santa Sabina, y sobre todo, la primitiva basílica de San Pedro (sustituida durante el Renacimiento por la actual). Estas basílicas se sitúan en la periferia de la ciudad, ya que en el siglo IV el paganismo aún era muy fuerte, y los emperadores preferían evitar conflictos. 


San Juan de Letrán fue la primera basílica cristiana con la estructura definitiva de estos edificios, pero no se conserva la original. 


La primitiva basílica de San Pedro del Vaticano se construyó sobre los que se pensó era la tumba de San Pedro, pero fue derribada siglos más tarde para levantar la nueva en el Renacimiento. 

Los primeros cristianos habían creado una liturgia propia, pero no el marco arquitectónico dentro del cual practicarla. Constantino evitó deliberadamente el modelo del templo clásico a causas de sus connotaciones paganas. Adoptó en cambio el de la basílica, edificio en el que tradicionalmente se administraba la justicia en nombre del emperador, reforzando así la unión entre Iglesia y Estado. 

Mary Hollingswoth.

Historia Universal del Arte.


Las basílicas suelen ir acompañados de otros edificios de planta centralizada, los baptisterios y los templos-mausoleo o martyria, que puede ser circular y octogonal. 

El baptisterio es una estancia destinada al bautismo. La planta del baptisterio es circular o poligonal, inspirándose en modelos romanos, sostenidos por columnas y organizados alrededor de la piscina o pila bautismal. Destacan los de San Juan de Letrán en Roma o el de San Juan en Poitiers. 



El baptisterio de San Juan de Letrán, de planta octogonal, con columnata y deambulatorio. Fue construido en el siglo IV en tiempos del emperador Constantino. 


Los martyria son una evolución de los mausoleos monumentales romanos (recordad los de Augusto o Adriano) y son sepulcros de mártires o santos, que además son utilizados para el culto. El espacio central está cubierto por una cúpula semiesférica, en cuya base se abren doce ventanas, delimitado por una serie de columnas paralelas. Estos edificios aparecen ricamente adornados con mosaicos. Obra maestra de este género es el mausoleo de Santa Constanza, en Roma. 

B. Arquitectura paleocristiana oriental. 

En Oriente la arquitectura paleocristiana recibirá la influencia del helenismo y del arte mesopotámico. Los templos tienen planta de cruz griega (los dos travesaños tienen la misma longitud) o son circulares y octogonales, al igual que los baptisterios. 

En Tierra Santa la estructura de la basílica se fusionó con el mausoleo o martyrium en la cabecera, donde se guardaban las reliquias de Cristo. Allí donde nació y murió Cristo se construyeron destacados edificios. 


La iglesia de la Natividad en Belén combinaba una basílica de cinco naves con un octógono final que encerraba el espacio donde según la tradición había nacido Cristo. 


El Santo Sepulcro en Jerusalén se edificó en el siglo IV sobre el lugar donde se hallaban las tres reliquias más importantes de la historia del cristianismo, y estaba compuesta por los tres edificios que las albergaban. Estos unían en una sola construcción dos tipologías propias del arte paleocristiano, la planta basilical y la planta centralizada:

- la basílica se situaba sobre la roca del Calvario o Gólgota, considerada el lugar de la Crucifixión. Presenta planta basilical sin crucero. 

- un gran patio, en el que se exponía la Vera Cruz, considerada la cruz en la que fue crucificado Jesús, recubierta luego de planchas de oro y de piedras preciosas 

- el martyrium albergaba restos del sepulcro de Jesús, desde el que para los cristianos, resucitó. De planta circular, aún se conserva. 


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