martes, 31 de agosto de 2021

CAMINO DE SANTIAGO. TRAMO SAINT JEAN PIED DE PORT - HUNTTO.

 


En los últimos años la localidad francesa de Saint Jean Pied de Port se ha convertido en el punto de partida para miles de peregrinos jacobeos. Aquí inician la espectacular travesía de los montes Pirineos. Algunos de ellos deciden partir la etapa en dos y hacer noche o bien en Huntto, o bien en el refugio de Orisson. De esta manera disfrutan de una bonita velada en la montaña.






San Juan (o Saint Jean), antesala de los Pirineos y Puerta de Francia, rezuma ambiente jacobeo en cada calle, en cada terraza, en cada esquina. Además es uno de los pueblos más encantadores de todo el Camino Francés. Su trazado medieval y el carácter de fortaleza fronteriza configuran la auténtica personalidad y la esencia de Sain Jean Pied de Port. Su carácter jacobeo es el tercero de los elementos determinantes.  



Los animosos caminantes transitan por la Rue d'Espagne, que se superpone al trazado jacobeo y abandonan la ciudad por la Puerta de España. Frente a ellos se levantan los Pirineos, la primera gran prueba de esta ruta iniciática. Si no respetamos la montaña, acabará derrotándonos. El alemán, el francés o el danés, cada cual va siguiendo su propio camino, y es en Saint Jean pied de Port cuando comienza a sentirse parte indisoluble de la milenaría Vía de las Estrellas.





Durante el invierno, y ante la peligrosidad de atravesar la montaña, la vía de Valcarlos se convierte en la única alternativa posible.



La ruta de Napoleón, a través de Orisson, y ascendiendo hasta Col de Bentarte, es la que nos mueve y apasiona a los caminantes, a los enamorados de la montaña y la naturaleza salvaje.  






Las primeras rampas comienzan nada más abandonar la población de Saint Jean. Los primeros kilómetros por asfalto son de una dureza considerable.  (Mirando las fotografías parece más sencillo de lo que en realidad es).


En estas tierras es habitual la cría de caballos de diferentes razas. 




El gorrión común (Passer domesticus) y el pinzón vulgar (Fringilla coelebs) son dos de las especies de pájaros más abundantes de España.  









Para piernas vivas y trabajadas, corazones sanos y pulmones limpios. Los cinco kilómetros hasta Huntto son duros, no es cuestión tomarlos a broma. Muchos caminantes sufren un perfil que pica hacia arriba. Cinco kilómetros por asfalto que no tienen compasión. Caseríos, bordas, pastos para el ganado y tierras de labor configuran el típico paisaje humanizado del Pirineo vasco-navarro-francés. El bosque y la roca desnuda nos aguardan más arriba. Cinco kilómetros, una hora y diez minutos, para dormir en plena montaña.  


El poderoso pico del Escribano triguero (Miliaria calandra) lo hace inconfundible.


Tormenta estival, con granizo incluido. La humedad del Pirineo se cuela por los poros de mi piel.




Las vistas desde la habitación son de una belleza indescriptible. Ferme Ithurburia es uno de los alojamientos con mejores vistas de los dos centenares (más o menos) que hemos visitado durante nuestros viajes por Europa.











Desde la confortable habitación podemos observar detenidamente a las golondrinas (Hirunda rustica) y a un busardo ratonero (Buteo buteo), una rapaz que muestra preferencia por los postes.  


La tormenta vino anunciada por truenos y relámpagos, por insistente lluvia y violento granizo. Un rayo cayó del cielo y fulminó una casa de campo. 

Hemos cubierto la distancia que separa Saint Jean Pied de Port y Huntto, es decir, unos cinco kilómetros de fuerte y continua pendiente, en una hora y diez minutos. Un ritmo trepidante teniendo en cuenta las terribles rampas que, de súbito, nos introducen en la montaña. Alojamiento y ducha, recuperar un poco la respiración y cena en compañía: tres españoles y tres franceses. La esencia del Camino. En realidad compartir vino (o cerveza), brindar y comer junto a perfectos desconocidos no es algo tan extraordinario fuera de España. Ejemplo uno; cervecería en Baviera. Ejemplo dos; un mercado de sábado en una ciudad danesa, citemos a tal efecto, Tonder.  


Cena a la francesa. Oporto de aperitivo, una sabrosa sopa de verduras, pollo cocinado con tomate y pasta para acompañarlo, vino tinto, fromage (sin queso no hay postre) y una tartaleta de manzana. E la France. En los pequeños albergues, alrededor de una mesa, es el lugar donde el caminante socializa y profundiza con los demás. Esa socialización, a mi parecer, es una de las claves del éxito del Camino de Santiago en el siglo XXI. No hay diferencias, el Camino, como la muerte, nos iguala a todos, pues todos nos cansamos, nos lesionamos y sufrimos, pero también nos levantamos, nos ilusionamos y nos superamos. Una botella de vino, una mesa y unas cuantas sillas, y las barreras idiomáticas desaparecen, y las diferencias ideológicas pierden toda importancia (si es que alguna tienen). Las personas que hayan hecho el Camino, sabrán muy bien de lo que hablo. Estos compañeros forman, al menos durante unas horas, el hogar y la familia de cada uno. 

Durante la cena la tormenta cesó y dio paso a la calma. Esa calma crepuscular y silente, alimenta un banco de niebla que nos abraza y lo envuelve todo.

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