Juan Velázquez se entregó toda su vida a la tarea de ayudar a los peregrinos que caminaban a Compostela y que eran, a menudo asaltados por bandidos que aprovechaban los despoblados e intrincados bosques de los Montes de Oca para emboscar a los incautos romeros. Discípulo de Santo Domingo, Juan de Ortega aprendió de su maestro las técnicas de construcción e ingeniería. Fundó un monasterio, en el siglo XII habitado por jerónimos y agustinos, trazó caminos, levantó puentes y desecó tierras pantanosas, facilitando el tránsito por estas tierras. Renunció a toda heredad para hacerse sacerdote. Ordenado por Pedro Nazar, obispo de Calahorra y Nájera. Como buen devoto también peregrinó a Jerusalén.
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