domingo, 30 de mayo de 2021

ENRICO CARUSO, EL PRÍNCIPE DE LA LÍRICA.

 


Virtuosismo italiano y pasión napolitana, la voz más popular de los años '20, Enrico Caruso fue una de las primeras estrellas de la música y un pionero de las grabaciones. Enrico nació en el seno de una familia humilde en una ciudad humilde, Nápoles. Como artista puro y genial, comenzó a cantar por devoción, interpretando cánticos populares por los barrios y callejones de su ciudad. Solía cantar también en bodas y funerales, y en uno de ellos fue descubierto por el barítono Eduardo Missiano, que entusiasmado con el joven cantor, le buscó un maestro, Guglielmo Vergine.

Vergine fue una persona clave en la formación musical del joven Caruso, que conseguía debutar en el año 1894 en el Teatro Nuevo de Nápoles. En la ciudad partenopea comenzó una meteórica e imparable carrero que lo llevó a actuar en los grandes templos de la lírica mundial, Milan, San Petersburgo, Londres, Buenos Aires y por supuesto Nueva York. Su técnica vocal y su estilo interpretativo, vital y emotivo, además de crear escuela, despertó la admiración de los amantes de la música de todo el mundo. Su celebridad se fue acrecentando gracias a la popularidad y difusión que alcanzaron sus grabaciones fonográficas.



Enrico era invitado habitual en las fiestas de la jet set de la época, pero Enrico era también un enamorado de las calles napolitanas y de los sencillos placeres de la vida, que podía disfrutar en su ciudad. En 1920 su salud se vio gravemente deteriorada por una afección pulmonar y al año siguiente, el pueblo napolitano despedía entre lágrimas y gritos de dolor, al Príncipe de la Lírica.

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