Hombre avaro, crápula y vulgar. Fue coronado rey de Italia gracias a los tejemanejes de su hermanastra Ermengarda. Amaba la buena mesa y era terrible bebedor y pernicioso jugador de dados. Gustaba rodearse de bellas, numerosas y lascivas concubinas. Sentía debilidad por las aldeanas, sirvientas y lavanderas, que le gustaban sudorosas y andrajosas. Buen bebedor y formidable guerrero, pretendió la mano y se casó con la poderosa Marozia (hacedora de Papas). Lleno de achaques de la vida vivida a tope, murió en brazos de una camarera por una indigestión de higos secos. En el regazo, cerca del coño de la sucia camarera.
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