lunes, 22 de marzo de 2021

PUENTE LA REINA Y EL TXORI.



Puente la Reina es “una linda puente”. El puente sobre el Arga construido en el s. XI por la “piadosa munificencia de Doña Mayor o de Doña Estefanía… para facilitar el tránsito de los peregrinos”. Puente fortificado con tres torres, en la entrada, en el centro y en la salida, según documenta el antiguo sello y el escudo de la villa. La central la ocupaba una imagen de la Virgen del Puy. La poética leyenda, aunque inventada en el siglo XIX, parece recién salida del legendario matraz de la antigua edad, según la cuenta Lacarra, que cita a Madrazo que la toma de El Oasis de Mané y Flaquer, editado en Barcelona en 1879. Dice así: “Un pajarillo, (un txori) de especie desconocida en el país, aparecía en las inmediaciones, bajaba al río, se mojaba las alas y subía a limpiar una imagen de la Virgen que descollaba sobre el pretil de la vetusta mole. El pueblo acudía en masa cuando le divisaba y el pájaro, sin curarse de la muchedumbre, emprendía y acababa su tarea como si estuviera solo. Pasadas algunas horas, levantaba el vuelo, desaparecía en los aires y no volvía a dejarse ver en años. Su llegada era presagio de sucesos prósperos, y de ahí el regocijo del pueblo”.

La historia tiene su continuación con idéntico añejo regusto medieval, según narra Ignacio Suarez-Zuloaga. El pajarillo viene un año más a cumplir fielmente su tarea aunque en la villa están estacionadas las tropas liberales en su enfrentamiento con las carlistas. El entusiasmo y agitación del pueblo, emocionado por las evoluciones del txori ante la imagen, ponen nerviosa a la tropa que disparan los cañones junto al puente, intentando espantar al pajarillo que, sin duda, era carlista. Los disturbios llegaron a provocar algaradas que llevaron a la cárcel a algunos de los notables de la villa. A los pocos días, el brigada liberal que dirigía el ejército real es capturado y fusilado por orden de Zumalacárregui. Justo castigo divino por la increencia y el intento de espantar al txori en su devota visita a la imagen de la Virgen.

En sucesivo momento algún ayuntamiento liberal, sin duda en nombre del progreso, decidió demoler la torre central del puente y trasladar la imagen a la iglesia de San Pedro, dejando al devoto txori sin misión y a los puentinos sin presagios prósperos.

Cuenta don Gualterio (Walter Starkie), que cuando se paseaba por las calles de Puente “tenía la sensación de haber vuelto a la Edad Media… cuando a las nueve y a las diez de la noche la campana de la iglesia toca las cuarenta campanadas… que perpetúan también la vieja leyenda del Chorí, relacionada con la estatua de Nuestra Señora en la iglesia de San Pedro. Según la leyenda, un pájaro, después de mojar sus alas en el río, voló cierto día hasta el interior de la iglesia y quitó el polvo a la estatua de la Virgen. De ahí le viene su título de la Virgen del Chorí (chorí significa en vasco, pájaro)”. No sorprende la nebulosa confusión de don Gualterio pues cuenta asimismo, en página siguiente, que el más vivo de sus recuerdos en Puente es la gran bodega de don Mariano “bebiendo a grandes tragos el célebre vino de esta población que da agilidad a mi cerebro”, a la luz de las velas y el candil. Un irlandés tradicional.

Vicente Malabia.

Revista Peregrino. Nº 187


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