Poco a poco, década a década, se ha ido imponiendo una suprema especialización en todos los ámbitos de la vida, por eso causan especial admiración las personas que, como aquellos filósofos de Mileto o los insegnes artistas totales del Renacimiento, destacan en varias disciplinas. Si hablamos de deporte, Bebe Zaharías se lleva la palma, pues está considerada la deportista más polivalente de la historia.
Mildred Ella Didrikson Babe Zaharías, nació en Port Arthur (Texas) y siendo muy joven jugó con los chicos de su barrio en un equipo masculino de beisbol. Al parecer fueron sus compañeros de juego los que la apodaron Babe. En la universidad abandonó el bate por las canastas de baloncesto. Jugando para Employers Casualty Insurance se convirtió en una de las mejores pivots del país.
La ambición de Babe no tenía límites, su capacidad física tampoco, y en 1932 acudió a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Con 21 añitos se colgó la medalla de oro en lanzamiento de jabalina y en 80 metros vallas, y una controvertida plata en la prueba de salto de altura.
Después de la cita olímpica descubrió el golf y en 1938 participó en el Abierto de Los Ángeles, un torneo masculino. En 1947 consiguió convertirse en profesional de este deporte, logrando alzarse tres veces con la victoria del Abierto de Estados Unidos femenino. Todos estos éxitos, y su ya dilatada carrera, la convirtieron en una de las deportistas más famosas de los años '40.
Casada con su entrenador George Zaharías, Babe ganó su último Open en 1956, poco tiempo antes de fallecer de cáncer. Desde niña tuvo claro que la pasió por el deporte sería el faro que guiaría su vida. En cierta ocasión le preguntaron ¿hay algo a lo que no hayas jugado?. A las muñecas, respondió. Además de ser una deportista muy polifacética, Babe fue una pionera del deporte femenino, en un tiempo en que eso era “cosa de hombres”. Babe Zaharías, pasó la mayor parte de su vida derribando barrera y abriendo camino a todas las mujeres que vinieron detrás.
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