En plena decadencia de la
monarquía egipcia del Imperio Antiguo, el faraón Ótoes, casó a su
hija con Mereruka, un poderoso aristócrata y gobernador de Menfis.
El objetivo del rey era ganarse el favor de la nobleza durante una
etapa complicada. Mereruka, que llegó a acumular hasta 84 títulos,
se convirtió en visir y en supervisor de los sacerdotes de la
pirámide del faraón.
Ya en la tumba de Mereruka,
que se remonta a la época de las pirámides, encontramos al dueño
del lugar echado voluptuosamente en el lecho, empuñando un delicado
mosquero de piel de zorro, junto a la favorita que le deleita con su
música preferida.
Pirámides, esfinges y faraones.
Kurt Lange.
El poder y las riquezas que
pudo acumular este visir, se ven reflejadas en la espectacular tumba
que se hizo construir en el necrópolis de Saqqara. Una construcción
de 40 metros de largo y 24 de ancho, y que comprende 32 estancias. El
mausoleo está ornamentado con escenas de la vida de placeres que
disfrutó Mereruka. En la falsa puerta se labró la efigie del
poderoso señor. Estos relieves policromados están considerados
entre los más hermosos del Imperio Antiguo.
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