lunes, 17 de noviembre de 2025

COLMAR, ESENCIA DE ALSACIA.




Un itinerario por Colmar capital del departamento del Alto Rhin. La oficina de turismo de Colmar ofrece la posibilidad de realizar (de forma individual y autónoma) un interesante recorrido por las calles y edificios más emblemáticos de la ciudad. Números y estatuas de la libertad te guían por las ruas.








Museo Unterlinden. Enfrente de la oficina de turismo, se trata de un antiguo convento de los dominicos.












Maison des Tétes. (Casa de las cabezas). Un ejemplo de las viviendas burguesas que proliferaron en la época de mayor esplendor de la ciudad. Esta residencia se edificó hacia 1600 en estilo renacentista renano, y debe su nombre a la grotesca decoración; 105 máscaras.




Sin embargo, para mi gusto lo más destacado es el tonelero que corona el edificio. Esta escultura de bronce, obra de F. A. Bertholdi (el mismo autor de la Estatua de la Libertad) indica que este edificio fue utilizado como Mercado de Vinos, uno de los productos más típicos de Alsacia. En la actualidad el edificio es un restaurante de lujo.




Biblioteque. Fundada en 1803 y ubicada en un antiguo convento dominico reformado.






Iglesia de los Dominicos. Los dominicos llegaron a la ciudad para instalarse en el siglo XIII. La primera piedra fue colocada en 1283 por el rey Rodolfo I de Habsburgo aunque las obras se prolongaron hasta la primera mitad del siglo XIV.





Casa donde residió el ilustre – e ilustrado – Voltaire entre 1753 y 1754. 


Museo Bartholdi. Colmar es la localidad natal de Fréderic Auguste Bartholdi, un escultor cuyo pseudónimo era Amílcar Hasenfratz, célebre por ser el autor de la Libertad iluminando el Mundo más conocida como Estatua de la Libertad. La casa donde nació Bartholdi es un museo dedicado a su persona y su obra.
 


 
Como homenaje a su hijo predilecto la ruta turística que recorre el casco histórico de Colmar está marcada con pequeñas placas de la Estatua de la Libertad. 
 



Rue des Merchands, la esencia y la belleza (recuperada y/o reinterpretada) del burgo medieval.  
 






 
Maison Pfister. En la Rue des Merchands, calle de los mercaderes, sobresale por encima de otros edificios la Maison Pfister, una residencia burguesa construida en 1537 por el sombrerero Louis Scherer. Una preciosa mansión renacentista que conserva todo el encanto de la arquitectura medieval. Balcones, balaustradas de madera, pisos a varios niveles, entramados, fachadas de suaves tonalidades cromáticas, pinturas murales en la fachada, ventanas, medallones y una talla de madera que probablemente represente al constructor y dueño, un hombre de negocios enriquecido gracias a la explotación de las minas de plata de Val de Liepvre (en el Alto Rhin). La decoración es un testimonio del gusto burgués por la cultura humanista del siglo XVI. 
 


 
Antiguo cuerpo de guardia. Inspirado en las logias italianas del Renacimiento el Antiguo Cuerpo de Guardia fue construido en 1575, apoyado en la vieja capilla de Saint Jacques que en su momento llegó a ser la sede del Ayuntamiento. En su planta baja acogió a un cuerpo de guardia, de ahí su nombre. La galería, con su variado programa decorativo, y su sobrio pórtico, constituyen una apreciada joya de la arquitectura renacentista del Alto Rhin.




 


Colegiata de San Martín. Por sus dimensiones, importancia y ubicación, en un lugar céntrico, hacen de la Colegiata de San Martín uno de los hitos arquitectónicos imprescindibles de Comar. Todas las miradas terminan dirigiéndose a sus fachadas y a su torre.
 






 
Despues de la catedral, la colegiata es el templo católico más importante, la iglesia de Colmar posee la dignidad de Colegiata y las dimensiones de una pequeña catedral. Como otros edificios históricos de la ciudad, su construcción comenzó en el siglo XIII – 1235 – y fue culminada en el siglo XIV. Presenta una austera fachada occidental apoyada en gruesos contrafuertes y de las dos torres previstas únicamente se terminó una de ellas. 
 

  
Las cigüeñas son aves frecuentes en la ciudad, y por ese motivo, se convierten por derecho propio en el símbolo de la urbe. Peluches, camisetas, esculturas y un sinfín de elementos representan a esta mítica ave.
 

Rincones medio ocultos a las miradas de curiosos y a los objetivos de las cámaras fotográficas de bolsillo que caben en la palma de una mano.



Hotel de Ville.  Una de las primeras cosas que se aprende cuando se visita Francia es que el ayuntamiento responde al nombre de Hotel de Ville. El edificio del ayuntamiento actual fue construido entre 1778 y 1782, y fue el centro de la administración regional durante los años de la Revolución. Las banderas de Francia, Unión Europea y Colmar penden de tres astas del balcón.


 
Casa de la cofradía de los labradores. La corporación de los labradores es una de las más antiguas de Colmar. El edificio fue construido en 1626 en el lugar donde estaba ubicada la sede medieval. Durante la primera mitad del siglo XIX fue utilizada por la comunidad judía local como sinagoga.
 


 
Sinagoga.  La comunidad judía de Colmar tiene su origen en el siglo XIII. Los judios de la ciudad fueron perseguidos y expulsados a finales de la Edad Media (siglo XV) aunque se volvió a permitir su asentamiento en los convulsos años de la Revolución. La sinagoga que tenemos frente a nosotros fue constuida entre 1839 y 1842.
 

El Antiguo Hospital de Colmar se construyó a mediados del siglo XVIII sobre los edificios de un convento franciscano que precisamente desempeñó funciones de hospital desde mediados del siglo XVI. 
 


 
Iglesia protestante de San Mateo. Los albañiles medievales levantaron este templo entre el final del siglo XIII y la primera mitad del siglo XV. La iglesia del convento franciscano de Colmar fue adquirida por la ciudad en el siglo XVI y en 1575 se transformó en la iglesia protestante de San Mateo. Desde 1715 hasta la Segunda Guerra Mundial el coro y el presbiterio fueron utilizados como capilla católica del hospital de ahí la presencia de dos torres en la parte superior del techo.




 
Casa de los pastores protestantes. En 1606 la localidad encargó la construcción de esta edificio renacentista de forma alargada, para convertirlo en residencia de los pastores protestantes. Las arcadas constituyen el elemento más notable de todo el conjunto.
 



Barrio de los curtidores. El barrio de los curtidores de Colmar es una pequeña ciudad dentro de la ciudad, donde la mayor parte de los edificios son las antiguas residencias de los curtidores. Todas estas viviendas datan de los siglos XVII y XVIII, y presentan el mismo diseño y estructura; estrechas, profundas, altas y con entramados en cada planta. Carecen de cimientos y de sótanos, y descansan directamente sobre una base de piedra.
 


 

Los tejados de estas casas presentan algunos nichos que servían para secar las pieles preparadas en el arroyo cercano. Nos encontramos en uno de los barrios emblemáticos de la vieja ciudad. 
 




Fuente Schwendi. Dedicado a un histórico personaje vinculado con la ciudad. Su autor es el célebre Bartholdi.



Koïfhus, la antigua aduana.  Es el centro neurálgico de toda la vida mercantil de la ciudad. Este edificio público, cuyas obras comenzaron en 1480, levantado en un estilo gótico tardío que vislumbraba ya el Renacimiento se convirtió, en efecto, en el centro económico y político de la ciudad.
 

 
Su planta baja cumplió funciones muy vinculadas con el comercio, la lucrativa actividad que llenó arcas públicas y bolsillos de los burgueses; fue almacen, mercado y aduana.

El Koïfhus constituye un testimonio de la actividad comercial que desarrolló la ciudad, situada en la convergencia de las rutas que unian Italia y Flandes, y Champaña y el Danubio. Bajo su porche podemos disfrutar de los deliciosos vinos de la región.


 
Delicias de Alsacia, la fusión perfecta entre Francia y Alemania. 
 

 
Palacio del Consejo Soberano. Este edificio es la Corte Superior de Justicia y Parlamento de Alsacia, que se estableció en 1698 cuando se conformó la provincia de Colmar.
 

 
Monumento a Pfeffel. El polifacético Gottlieb Konrad Pfeffel es otro de los hijos de Colmar; pedagogo, militar, escritor, miembro de la Academia de Bellas Artes de Prusia y de la Academia de Ciencias de Baviera. 
 




Típica Brasseerie, el lugar ideal para disfrutar de las delicias gastronómicas de la tierra. 
 


 
Mercado cubierto. Con la llegada de la Modernidad se abandonaron los antiguos mercados al aire libre y se construyen enormes edificios para albergarlos. El Mercado de Colmar responde al modelo imperante durante la Segunda Revolución Industrial (último tercio del siglo XIX), un armazón de acero y una obra de ladrillos.

A lo largo del tiempo el edificio ha sido utilizada para diferentes actividades hasta que en 2010 recuperó su funcionalidad original, un mercado comercial donde podemos comprar productos de la región; fruta, verdura, carnes, charcutería, quesos, panes, pescados . . . 
 

 https://i.ebayimg.com/images/g/DnoAAOSw~GZm9ZOV/s-l1600.jpg
 
Muelle de la Pescadería. Un pintoresco barrio de casas entramadas a orillas del Lauch y próximo al antiguo muelle. Estas eran las viviendas de los barqueros y los pescadores. Los pescadores tiraban desde aquí sus nasas al río.
 

Krutenau. El rincón más romántico de Colmar recibe el nombre de Pequeña Venecia, por la disposición de los edificios a orillas del tramo del Lauch que atraviesa Colmar. En origen Krutenau estaba habitado por vinicultores, horticultores y barqueros. Los horticultores transportaban sus mercancías a las diferentes ciudades donde las vendían usando barcas de fondo plano similares a las góndolas venecianas. 
 
 



La comunidad de vecinos de Krutenau se unifican alrededor del recuerdo de una figura mítica, Martin Stockmeyer, un barquero conocido como “el Hércules de Colmar” que en Febrero de 1791 fue el gran responsable de la victoria de la Revolución frente a un levantemiento de la aristocracia local.




Antigua encomienda de la Orden de San Juan 26. Los caballeros hospitalarios de la Orden de San Juan se instalaron en Colmar entre 1191 y 1210, y procedieron a levantar los edificios de su encomienda en la segunda mitad del siglo XIII. La capilla original original fue completada en 1268 y remodelada durante el siglo XVI.



Hoy queda poco de su esplendoroso pasado, aunque aún podemos observar algunos detalles en las fachadas de la calle y el patio, incluyendo el portal con tímpano geminado. El resto fue reconstruido en el siglo XIX y se construyeron las nuevas casas de un centro privado de educación. 
 

 
Casa de los caballeros de la Orden de San Juan en estilo veneciano. En la misma calle de la encomienda encontramos la casa de los Caballeros de San Juan construida como si de un palacio veneciano se tratase. Edificada en el siglo XVI y reconstruida totalmente en el XIX, a pesar de su nombre, la casa no tiene ninguna relación con la Orden Militar. 
 

 

Fuente de Roesselman. Un mártir medieval que dio su vida por defender su ciudad.
 


Chateau d'eau. La torre del agua de Colmar es representativa del estilo neogótico alemán, típica del periodo de anexión de la Alsacia por parte del Imperio Alemán después de 1870. Estamos ante una torre masiva que se eleva a 53 metros y está situada en la periferia del casco viejo de Colmar.



Dicen los libros y las guías turísticas que Colmar es la ciudad alsaciana mejor conservada, no se si es cuento, pero lo que es indudable es que nos encontramos en una ciudad bellísima. 
 
 

Colmar vivió su época de esplendor en el siglo XVI, una vez pasados los turbulentos tiempos medievales, la ciudad se convirtió en un próspero y dinámico puerto fluvial, cuando los mercaderes de vino transportaban su mercancia por los canales que recorren el pintoresco barrio que las agencias turísticas han rebautizado como Petit Venice. 
 

Colmar es una de esas ciudades emblemáticas, una de las urbes imprescindibles de la histórica Alsacia, una región pintoresca (y genuina) donde lo francés y lo alemán confluyen para engendrar unas formas culturales de marcada personalidad.




Las luces silentes te marcan el paseo nocturno por sus viejas calles.








Vino y canales, entramados de madera y coloridas cubiertas a dos aguas, pintorescos emblemas gremiales y estatuas de los héroes locales esculpidas por el maestro Bartholdi, flores y árboles, olor a dulce en vetustas pastelerías, una ciudad de cuento, el escenario ideal para una de aquellas inolvidables historias que narraron los Hermanos Grimm.




No hay comentarios:

Publicar un comentario