Un itinerario por Colmar
capital del departamento del Alto Rhin. La oficina de turismo de
Colmar ofrece la posibilidad de realizar (de forma individual y
autónoma) un interesante recorrido por las calles y edificios más
emblemáticos de la ciudad. Números y estatuas de la libertad te
guían por las ruas.
Museo Unterlinden. Enfrente
de la oficina de turismo, se trata de un antiguo convento de los
dominicos.
Maison des Tétes. (Casa de
las cabezas). Un ejemplo de las viviendas burguesas que proliferaron
en la época de mayor esplendor de la ciudad. Esta residencia se
edificó hacia 1600 en estilo renacentista renano, y debe su nombre a
la grotesca decoración; 105 máscaras.
Sin embargo, para mi gusto lo
más destacado es el tonelero que corona el edificio. Esta escultura
de bronce, obra de F. A. Bertholdi (el mismo autor de la Estatua de
la Libertad) indica que este edificio fue utilizado como Mercado de
Vinos, uno de los productos más típicos de Alsacia. En la
actualidad el edificio es un restaurante de lujo.
Biblioteque. Fundada en
1803 y ubicada en un antiguo convento dominico reformado.
Iglesia de los Dominicos.
Los dominicos llegaron a la ciudad para instalarse en el siglo XIII.
La primera piedra fue colocada en 1283 por el rey Rodolfo I de
Habsburgo aunque las obras se prolongaron hasta la primera mitad del
siglo XIV.
Casa donde residió el ilustre
– e ilustrado – Voltaire entre 1753 y 1754.
Museo Bartholdi. Colmar es
la localidad natal de Fréderic Auguste Bartholdi, un escultor cuyo
pseudónimo era Amílcar Hasenfratz, célebre por ser el autor de la
Libertad iluminando el Mundo más conocida como Estatua de la
Libertad. La casa donde nació Bartholdi es un museo dedicado a su
persona y su obra.
Como homenaje a su hijo
predilecto la ruta turística que recorre el casco histórico de
Colmar está marcada con pequeñas placas de la Estatua de la
Libertad.
Rue des Merchands, la esencia y la belleza (recuperada y/o reinterpretada) del burgo medieval.
Maison Pfister. En la Rue
des Merchands, calle de los mercaderes, sobresale por encima de otros
edificios la Maison Pfister, una residencia burguesa construida en
1537 por el sombrerero Louis Scherer. Una preciosa mansión
renacentista que conserva todo el encanto de la arquitectura
medieval. Balcones, balaustradas de madera, pisos a varios niveles,
entramados, fachadas de suaves tonalidades cromáticas, pinturas
murales en la fachada, ventanas, medallones y una talla de madera que
probablemente represente al constructor y dueño, un hombre de
negocios enriquecido gracias a la explotación de las minas de plata
de Val de Liepvre (en el Alto Rhin). La decoración es un testimonio
del gusto burgués por la cultura humanista del siglo XVI.
Antiguo cuerpo de guardia.
Inspirado en las logias italianas del Renacimiento el Antiguo Cuerpo
de Guardia fue construido en 1575, apoyado en la vieja capilla de
Saint Jacques que en su momento llegó a ser la sede del
Ayuntamiento. En su planta baja acogió a un cuerpo de guardia, de
ahí su nombre. La galería, con su variado programa decorativo, y su
sobrio pórtico, constituyen una apreciada joya de la arquitectura
renacentista del Alto Rhin.
Colegiata de San Martín. Por sus dimensiones, importancia y ubicación, en un lugar céntrico,
hacen de la Colegiata de San Martín uno de los hitos arquitectónicos
imprescindibles de Comar. Todas las miradas terminan dirigiéndose a
sus fachadas y a su torre.
Despues de la catedral, la
colegiata es el templo católico más importante, la iglesia de
Colmar posee la dignidad de Colegiata y las dimensiones de una
pequeña catedral. Como otros edificios históricos de la ciudad, su
construcción comenzó en el siglo XIII – 1235 – y fue culminada
en el siglo XIV. Presenta una austera fachada occidental apoyada en
gruesos contrafuertes y de las dos torres previstas únicamente se
terminó una de ellas.
Las cigüeñas son aves
frecuentes en la ciudad, y por ese motivo, se convierten por derecho
propio en el símbolo de la urbe. Peluches, camisetas, esculturas y
un sinfín de elementos representan a esta mítica ave.
Rincones medio ocultos a las
miradas de curiosos y a los objetivos de las cámaras fotográficas
de bolsillo que caben en la palma de una mano.
Hotel de Ville. Una de las
primeras cosas que se aprende cuando se visita Francia es que el
ayuntamiento responde al nombre de Hotel de Ville. El edificio del
ayuntamiento actual fue construido entre 1778 y 1782, y fue el centro
de la administración regional durante los años de la Revolución.
Las banderas de Francia, Unión Europea y Colmar penden de tres astas
del balcón.
Casa de la cofradía de los
labradores. La corporación de los labradores es una de las más
antiguas de Colmar. El edificio fue construido en 1626 en el lugar
donde estaba ubicada la sede medieval. Durante la primera mitad del
siglo XIX fue utilizada por la comunidad judía local como sinagoga.
Sinagoga. La comunidad
judía de Colmar tiene su origen en el siglo XIII. Los judios de la
ciudad fueron perseguidos y expulsados a finales de la Edad Media
(siglo XV) aunque se volvió a permitir su asentamiento en los
convulsos años de la Revolución. La sinagoga que tenemos frente a
nosotros fue constuida entre 1839 y 1842.
El
Antiguo Hospital de Colmar se construyó a mediados del siglo XVIII
sobre los edificios de un convento franciscano que precisamente
desempeñó funciones de hospital desde mediados del siglo XVI.
Iglesia protestante de San
Mateo. Los albañiles medievales levantaron este templo entre el
final del siglo XIII y la primera mitad del siglo XV. La iglesia del
convento franciscano de Colmar fue adquirida por la ciudad en el
siglo XVI y en 1575 se transformó en la iglesia protestante de San
Mateo. Desde 1715 hasta la Segunda Guerra Mundial el coro y el
presbiterio fueron utilizados como capilla católica del hospital de
ahí la presencia de dos torres en la parte superior del techo.
Casa de los pastores
protestantes. En 1606 la localidad encargó la construcción de
esta edificio renacentista de forma alargada, para convertirlo en
residencia de los pastores protestantes. Las arcadas constituyen el
elemento más notable de todo el conjunto.
Barrio de los curtidores. El barrio de los curtidores de Colmar es una pequeña ciudad dentro
de la ciudad, donde la mayor parte de los edificios son las antiguas
residencias de los curtidores. Todas estas viviendas datan de los
siglos XVII y XVIII, y presentan el mismo diseño y estructura;
estrechas, profundas, altas y con entramados en cada planta. Carecen
de cimientos y de sótanos, y descansan directamente sobre una base
de piedra.
Los tejados de estas casas
presentan algunos nichos que servían para secar las pieles
preparadas en el arroyo cercano. Nos encontramos en uno de los
barrios emblemáticos de la vieja ciudad.
Fuente Schwendi. Dedicado a un
histórico personaje vinculado con la ciudad. Su autor es el célebre
Bartholdi.
Koïfhus, la antigua aduana. Es el centro neurálgico de toda la vida mercantil de la ciudad.
Este edificio público, cuyas obras comenzaron en 1480, levantado en
un estilo gótico tardío que vislumbraba ya el Renacimiento se
convirtió, en efecto, en el centro económico y político de la
ciudad.
Su planta baja cumplió
funciones muy vinculadas con el comercio, la lucrativa actividad que
llenó arcas públicas y bolsillos de los burgueses; fue almacen,
mercado y aduana.
El Koïfhus constituye un
testimonio de la actividad comercial que desarrolló la ciudad,
situada en la convergencia de las rutas que unian Italia y Flandes, y
Champaña y el Danubio. Bajo su porche podemos disfrutar de los
deliciosos vinos de la región.
Delicias de Alsacia, la fusión perfecta entre Francia y Alemania.
Palacio del Consejo Soberano. Este edificio es la Corte Superior de Justicia y Parlamento de
Alsacia, que se estableció en 1698 cuando se conformó la provincia
de Colmar.
Monumento a Pfeffel. El
polifacético Gottlieb Konrad Pfeffel es otro de los hijos de Colmar;
pedagogo, militar, escritor, miembro de la Academia de Bellas Artes
de Prusia y de la Academia de Ciencias de Baviera.
Típica Brasseerie, el lugar
ideal para disfrutar de las delicias gastronómicas de la tierra.
Mercado cubierto. Con la
llegada de la Modernidad se abandonaron los antiguos mercados al aire
libre y se construyen enormes edificios para albergarlos. El Mercado
de Colmar responde al modelo imperante durante la Segunda Revolución
Industrial (último tercio del siglo XIX), un armazón de acero y una
obra de ladrillos.
A lo largo del tiempo el
edificio ha sido utilizada para diferentes actividades hasta que en
2010 recuperó su funcionalidad original, un mercado comercial donde
podemos comprar productos de la región; fruta, verdura, carnes,
charcutería, quesos, panes, pescados . . .

Muelle de la Pescadería.
Un pintoresco barrio de casas entramadas a orillas del Lauch y
próximo al antiguo muelle. Estas eran las viviendas de los barqueros
y los pescadores. Los pescadores tiraban desde aquí sus nasas al
río.
Krutenau. El rincón más
romántico de Colmar recibe el nombre de Pequeña Venecia, por la
disposición de los edificios a orillas del tramo del Lauch que
atraviesa Colmar. En origen Krutenau estaba habitado por
vinicultores, horticultores y barqueros. Los horticultores
transportaban sus mercancías a las diferentes ciudades donde las
vendían usando barcas de fondo plano similares a las góndolas
venecianas.
La comunidad de vecinos de
Krutenau se unifican alrededor del recuerdo de una figura mítica,
Martin Stockmeyer, un barquero conocido como “el Hércules de
Colmar” que en Febrero de 1791 fue el gran responsable de la
victoria de la Revolución frente a un levantemiento de la
aristocracia local.
Antigua encomienda de la Orden
de San Juan 26. Los caballeros hospitalarios de la Orden de San Juan
se instalaron en Colmar entre 1191 y 1210, y procedieron a levantar
los edificios de su encomienda en la segunda mitad del siglo XIII. La
capilla original original fue completada en 1268 y remodelada durante
el siglo XVI.
Hoy queda poco de su
esplendoroso pasado, aunque aún podemos observar algunos detalles en
las fachadas de la calle y el patio, incluyendo el portal con tímpano
geminado. El resto fue reconstruido en el siglo XIX y se construyeron
las nuevas casas de un centro privado de educación.
Casa de los caballeros de la
Orden de San Juan en estilo veneciano. En la misma calle de la
encomienda encontramos la casa de los Caballeros de San Juan
construida como si de un palacio veneciano se tratase. Edificada en
el siglo XVI y reconstruida totalmente en el XIX, a pesar de su
nombre, la casa no tiene ninguna relación con la Orden Militar.
Fuente de Roesselman. Un
mártir medieval que dio su vida por defender su ciudad.
Chateau d'eau. La torre del
agua de Colmar es representativa del estilo neogótico alemán,
típica del periodo de anexión de la Alsacia por parte del Imperio
Alemán después de 1870. Estamos ante una torre masiva que se eleva
a 53 metros y está situada en la periferia del casco viejo de
Colmar.
Dicen los libros y las guías
turísticas que Colmar es la ciudad alsaciana mejor conservada, no se
si es cuento, pero lo que es indudable es que nos encontramos en una
ciudad bellísima.
Colmar vivió su época de
esplendor en el siglo XVI, una vez pasados los turbulentos tiempos
medievales, la ciudad se convirtió en un próspero y dinámico
puerto fluvial, cuando los mercaderes de vino transportaban su
mercancia por los canales que recorren el pintoresco barrio que las
agencias turísticas han rebautizado como Petit Venice.
Colmar es una de esas ciudades
emblemáticas, una de las urbes imprescindibles de la histórica
Alsacia, una región pintoresca (y genuina) donde lo francés y lo
alemán confluyen para engendrar unas formas culturales de marcada
personalidad.
Las luces silentes te marcan el
paseo nocturno por sus viejas calles.
Vino y canales, entramados de
madera y coloridas cubiertas a dos aguas, pintorescos emblemas
gremiales y estatuas de los héroes locales esculpidas por el maestro
Bartholdi, flores y árboles, olor a dulce en vetustas pastelerías,
una ciudad de cuento, el escenario ideal para una de aquellas
inolvidables historias que narraron los Hermanos Grimm.







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