sábado, 6 de junio de 2020

LOS PROYECTOS CONSTRUCTIVOS A GRAN ESCALA COMO CATALIZADORES DEL CAMBIO.




La superestructura de la tumba de Djoser es el resultado de seis modificaciones en el plano original, producidas según se fue conociendo todo el potencial del nuevo material de construcción. Antes de Nebka y Djoser, la piedra sólo se había utilizado en un limitado número de elementos de las tumbas de adobe. La estructura final fue una pirámide de seis escalones con una planta de 140 x 118 metros y una altura de 60 metros. Se alza dentro de un recinto de 545 x 277 metros, cuyos muros probablemente imiten la fachada del palacio real. El cuerpo del rey fue depositado en una cámara construida debajo de la pirámide, bajo el nivel del suelo. Si bien para nosotros la nueva forma arquitectónica señala el paso a un nuevo período histórico, también guarda una clara conexión con el pasado. En su diseño inicial era una mastaba de planta rectangular, es decir, una típica tumba real del Dinástico Temprano.

Un rasgo notable del recinto es un gran patio abierto y un complejo de santuarios y otros edificios, réplicas en piedra de las estructuras que durante la vida del rey se habrían construido con materiales perecederos para las fiestas Sed (jubileos reales). Djoser esperaba continuar celebrando con ellos —durante su otra vida— estos rituales periódicos, en los que se renovaban su energía, su poder y su capacidad para gobernar de forma efectiva. En la parte sur del recinto hay un edificio (la llamada Tumba Sur) que imita las partes subterráneas de la pirámide. Su función no está clara, pero se puede comparar con la pirámide satélite de los complejos piramidales posteriores.

La tradición sostiene que el arquitecto de la pirámide de Djoser e inventor de la construcción en piedra fue Imhotep (forma griega: Imouthes). Posteriormente sería deificado y considerado hijo del dios Ptah, así como patrón de escribas y médicos, identificado con el dios griego Esculapio. Su existencia histórica quedó confirmada gracias al descubrimiento de una base de estatua de Djoser que contiene el nombre del arquitecto. La tumba de Imhotep probablemente estuviera localizada en Sakkara, quizá en el borde de la meseta desértica al este de la pirámide de su soberano, pero todavía no ha sido localizada y sigue siendo una de las más emocionantes perspectivas para los futuros trabajos de campo en la zona.

El hecho de que Imhotep fuera gran sacerdote de Heliópolis indica claramente la importancia que desde antiguo tuvo el dios sol Ra (o Ra-Atum). La residencia real y el centro administrativo de Egipto estaban situados en una zona cuyo dios principal era Ptah; pero es probable que a comienzos del Reino Antiguo la capital religiosa del país fuera Heliópolis (la Iunu egipcia y la bíblica On), situada al noreste de la capital del Reino Antiguo, en la orilla oriental del Nilo (en la actualidad un suburbio de El Cairo). Djoser fue el primer soberano en dedicar allí un pequeño santuario.

Ya a comienzos del reinado de Djoser se pueden detectar intentos por conseguir la grandeza monumental adecuada para una tumba regia; son un reflejo de la idea predominante en esta época respecto a la posición del rey en la sociedad egipcia. Esta imagen pudo haberse fortalecido al encontrar en la arquitectura funeraria el medio ideal de expresión. En el transcurso de los siguientes dos siglos este punto de vista se llevó a su extremo, convirtiéndose de este modo en un poderoso catalizador del desarrollo de la sociedad egipcia.

Jaromik Malek.
Historia del Antiguo Egipto. Oxford. Edición de Ian Shaw.

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