Allá en el espacio profundo,
enormes nubes de gas y polvo de estrellas, aspecto borroso e
indefinido, belleza cósmica a años luz de nosotros; son las
Nebulosa, gigantescos huevos cósmicos donde tiene lugar el
nacimiento de las estrellas. Hasta hace muy poco se desconocía
prácticamente todo sobre ellas. Antes de la invención del
telescopio, el término nebulosa se aplicaba a todos los objetos
celestes de apariencia difusa.
Las nebulosas son grandes nubes
de gas (principalmente Hidrógeno y Helio) y polvo cósmico (tan sólo
un 1%), y es posible observarlas porque son iluminadas por las
estrellas. Con polvo cósmico nos referimos a partículas sólidas
microscópicas que puede estar formadas por roca silicatada, carbono,
hielo o varias combinaciones de estas sustancias. Una de las más
conocidas, dada su cercanía, es la Gran Nebulosa de Orión, situada
en la constelación de Orión.
El aspecto de una nebulosa
depende de la presencia de estrellas cercanas y de su interacción
con la radiación que estas emiten. Según su apariencia y su
comportamiento en relación con la luz podemos distinguir diferentes
tipos de nebulosas. Unas son brillantes, luminosas y de intensos
colores, otras opacas y negras.
♠ Nebulosas de reflexión.
Compuestas por partículas de polvo iluminadas por estrellas
cercanas, que no emiten energía suficiente para ionizar hidrógeno.
Estas bellas nebulosas suelen tener color azul. Sin las estrellas
próximas, serían nebulosas oscuras.
♠ Nebulosas de Emisión. Está
compuestas por plasma interestelar. Esta materia está compuesta por
hidrógeno ionizado y electrones libres. La caracteristica que define
este tipo de nebulosas es su capacidad para captar energía de
estrellas cercanas que emite en forma de radiación electromagnética.
Únicamente las estrellas jóvenes liberan suficiente energía para
ionizar el Hidrógeno. Por este motivo se considera que las Nebulosas
de Emisión están relacionadas, de alguna manera, con los procesos
de formación de estrellas. Ejemplos de nebulosas de emisión son
Trífida y la Gran Nebulosa de Orión.
♠ Nebulosas oscuras o nebulosas
de absorción. Son las pelusas de polvo de la Vía Láctea, grandes
conentraciones de gas, muy frías y densas, donde la luz no puede
penetrar, por eso se muestran como una región oscura e impenetrable.
Su Hidrógeno es neutro, esto es, que los átomos de Hidróneno no
han perdido sus electrones.
Las Nebulosas de emisión,
reflexión y de absoción se engloban en las denominadas nebulosas de
formación. Otro grupo de nebulosas se corresponden con todo lo
contrario, la muerte de las estrellas.
♠ Nebulosas planetarias,
cementerios estelares. Las nebulosas planetarias (que a pesar de su
nombre nada tienen que ver con los planetas) son auténticos
cementerios cósmicos, donde podemos encontrar los cadáveres de las
estrellas, que vierten al espacio el gas que contenían mientras
vivían. Este tipo de nebulosa tiene su origen en la explosión de
gas de una estrella en su fase de gigante roja, en el final de su
vida. En su interior hay una Enana Blanca, que no siempre es visible.
Estas diminutas estrellas es lo único que queda de los soles
anteriores. Un ejemplo de nebulosa planetaria es la Nebulosa del
Anillo.
♠ Restos de novas y supernovas.
Corresponden a las violentas explosiones que acontecen al final de la
vida de las estrellas masivas. La más conocida es la Nebulosa del
Cangrejo.
Cuando miramos a nuestro
alrededor, en el pequeño rincón de Vía Láctea que ocupamos, vemos
muchas estrellas rodeadas por cáscaras esféricas de gas
incandescente, las nebulosas planetarias. (No tienen nada que ver con
planetas, pero algunas recordaban, en telescopios menos
perfeccionados, los discos azules y verdes de Urano y de Neptuno.)
Presentan la forma de anillos, pero esto es debido a que vemos más
su periferia que su centro, como las pompas de jabón. Cada nebulosa
planetario señala la presencia de una estrella in extremas. Cerca de
la estrella central puede haber una corte de mundos muertos, los
restos de planetas que antes estaban llenos de vida y que ahora,
privados de aire y de océanos, están bañados en una luminosidad
fantasmal. Los restos del Sol, el núcleo solar desnudo, envuelto
primero en su nebulosa planetario, serán una pequeña estrella
caliente, que emitirá su calor al espacio y que habrá quedado
colapsada hasta poseer una densidad inimaginable en la Tierra, más
de una tonelada en una cucharadita de té. Miles de millónes de años
más tarde el Sol se convertirá en una enana blanca degenerada,
enfriándose como todos estos puntos de luz que vemos en los centros
de nebulosas planetarias que pierden sus altas temperaturas
superficiales y llegan a su estado final, el de una enana negra
oscura y muerta.
Cosmos.
Carl Sagan.
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