viernes, 22 de mayo de 2020

BENAVENTE.



Monumento que conmemora el VII Centenario de la fundación del Condado de Benavente.

Villa señorial zamorana enclavada en la Tierra de Campos, situada en plena Vía de la Plata, es el lugar de origen de los duques de Benavente. 



La vida de Benavente basculaba en torno a tres plazas (Mayor, de San Juan, del Grano) de marcado carácter comercial. Dos calles gremiales, de los Herreros y de Santa Cruz (primitivas diagonales) confluyen en la Plaza Santa María, corazón espiritual de la villa. Alejada del centro urbano se eleva la Torre del Caracol.


Iglesia de San Juan del Mercado. Muchas iglesias castellanas tienen como apellidos del Mercado, debido a las actividades habituales que se desarrollaban en sus inmediaciones. En el año 1182 fue iniciada su construcción en piedra de sillería y se terminó varios años después utilizando el ladrillo (¿influencia mudéjar?) como elemento constructivo (las modas son las modas).





San Juan del Mercado presenta un estilo románico, con tres naves, crucero no acusado y tres ábsides semicirculares en la cabecera. Este templo conserva tres portadas entre las que destaca la situada a mediodía con el tema de la Epifanía.















Iglesia de Santa María del Azogue. Una talla románica de Virgen y Niño, y el conjunto de la Anunciación en piedra policromada del siglo XIII, son las piezas más valiosas custodiadas en el templo. En el exterior podemos apreciar la superposición de estilos desde el origen de las obras en el siglo XII. Cinco ábsides en la cabecera y tres portadas que responden al estilo románico original.




Torre del Caracol. La torre del caracol es lo único que queda en pie de un castillo, que por lo que cuentan aquellos que lo vieron, era uno de los más suntuosos de toda España. En la actualidad, como tantos otros monumentos, es el Parador Nacional de Turismo de Benavente. La Torre del Caracol es obra del siglo XVI y mezcla lo nuevo – el Renacimiento – con lo antiguo – el Gótico. En el siglo XIX fue arrasado e incenciado por los obedientes soldados de Napoleón (un señor muy dado a los expolios).




Hospital de la Piedad. Alonso Pimentel, el quinto conde de Benavente, quiso dotar a la villa de un hospital de peregrinos, y por ese motivo ordenó la construcción de este hospital de la Piedad. Llamativa fachada renacentista con algunos elementos del gótico (un estilo que se resistía a desaparecer). En este edificio reposaban los peregrinos que caminaban a Santiago de Compostela por la Vía de la Plata (desde aquí enlazaban con Astorga).




El toro enmaromado es un festejo taurino que se celebra durante la festividad del Corpus Christi.



Un poco de Historia. En el norte de la provincia de Zamora, se ubica Benavente, sobre una colina que domina la vega que forman los ríos Esla y Órbigo (muy vinculados ambos al Camino de Santiago). Es además el punto que marca la confluencia de dos zonas diferenciadas físicas y culturalmente, la comarca de Los Valles y las llanuras de la Tierra de Campos.

Su historia humana es larga y en la Edad del Hierro estaba habitada por los brigecienses (gentilidad de los astures), aunque su historia escrita (y documentada) comienza bien entrada la Edad Media. En el siglo XII aparece vinculada al proceso repoblador iniciado por los reyes de León con el nombre de Malgrat. Su gran benefactor fue Fernando II que le concede Fuero en 1167. En la centuria siguiente tuvo lugar en Benavente un acontecimiento de gran importancia y trascendencia histórica; el Convenio de Benavente, en virtud del cual se unen las coronas de Castilla y de León en la persona de Fernando III el Santo. A partir de esos momentos Benavente alcanza mayor dimensión recibiendo numerosos privilegios reales y apareciendo con cierta frecuencia en las crónicas castellanas.




En 1398 Enrique III entrega Benavente y su tierra como título de condado a un caballero portugués, don Juan Alfonso Pimentel. Este primer Pimentel sería el tronco de la dinastía nobiliaria que se mantuvo vinculada al lugara hasta el siglo XIX, la época del liberalismo. De esta manera la ciudad se funde (y se confunde) con la de sus señores. Durante la guerra de Independencia sufrió los rigores bélicos y en el año 1929 Alfonso XIII le concedió el título de ciudad.



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