viernes, 24 de abril de 2020

AKERRETA.




Desde Larrasoaña abandonamos el plácido valle, avanzamos por una subida de gran pendiente, para descubrir en lo alto de un cerro (558 metros) la aldea-pueblo medieval de Akerreta, desde la que se domina todo el valle.



Un pueblo de los de antes, un alto en el camino de Esteribar, Akerreta es atravesada por la milenaria Ruta Xacobea, la misma que une Europa con el Finis Terre.



Esta pequeña localidad era en el siglo XII uno de los señoríos que los reyes de Navarra poseían en el valle del Esteribar. Es en esta época cuando comienza a construirse la iglesia de la Transfiguración (que no pudismo visitar, pues estaba cerrada), que preside desde entonces el caserío con su robusta torre levantada con sillería. Su aspecto actual quedó configurado con la reforma barroca del siglo XVIII.


Alrededor de la iglesia se dispone un reducido grupo de casas que presentan la tipología típica de la zona, y que se adapta a las condiciones climáticas y a la orografía propias de las estribaciones de los Pirineos: grandes volúmenes de mamposteria encalada, cubiertas a dos aguas, y contrafuertes para proteger las fachadas.


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