miércoles, 4 de marzo de 2020

PRINCIPALES ETAPAS DE LA PREHISTORIA HUMANA.





La larguísima prehistoria, etapa que va desde la aparición de los primeros homínidos hasta la invención de la escritura, es dividida a efectos didácticos en varias etapas. De forma muy resumida podemos señalar lo siguiente.


Paleolítico. Dividido en inferior, medio y superior, es la etapa más larga de la historia humana, comienza con los primeros humanos (mejor hominoideos) y concluye al final del Pleistoceno, hace unos 10.000 años. Estamos en la infancia del hombre. La banda de cazadores recolectores era la forma de organización humana durante todo el Paleolitico.

Epipaleolítico y Mesolítico. Dos etapas parecidas pero un tanto diferentes, época de transición hacia el Neolítico. Hablamos de cazadores y recolectores de principios del Holoceno, hasta la emergencia del Neolítico en las diferentes regiones del mundo (en ese sentido podríamos hablar de Neolíticos).

Neolítico. Con el Neolítico aparecen los primeros agricultores y ganaderos, y se producen los primeros ensayos de vida en comunidad organizados en sencillas aldeas de escaso tamaño. Aproximadamente desde el 8.000 a.C. en el Próximo Oriente hasta los inicios del Calcolítico.

Calcolítico. Nos referimos a la Edad del Cobre. Orígenes de la metalurgia del Cobre, principios de la vida urbana en Próximo Oriente (protourbanismo) y aparición de las primeras sociedades complejas. Las cronologías son diversas (a veces parecen incluso contradictorias): mientras en Oriente el Calcolítico se inicia en el V milenio a.C., en la Península Ibérica lo hace ya comenzado el III milenio a.C.

Edad del Bronce. Encontramos vida urbana en muchas partes del Viejo Mundo, metalurgia del bronce y sociedades de jefaturas consolidadas. En Europa, aproximadamente entre 2500 a.C y 800 a.C según zonas.

Edad del Hierro. Aparición de los primeros estados (propiamente dichos), utilización generalizada de hierro y larga transición hacia la época histórica. Cronologías muy diferenciadas: en Europa entre 800 a.C y los inicios de la romanización en los distintos territorios anexados y controlados, con pervivencias que se prolongan en algunas zonas del Norte de Europa hasta el siglo VI d.C.



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