domingo, 16 de febrero de 2020

PIERRE DE COUBERTAIN. RENOVADOR DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS.




Esfuerzo y sacrificio, victoria y derrota, récords y polémicas, color y música, unión y pasión, lágrimas de alegría y de decepción, espectáculo de masas y deporte de alto nivel, cada cuatro años desde hace más de un siglo, y bajo el lema eterno de Citius, altius, fortius, se celebran los Juegos Olímpicos, un acontecimiento que durante un mes concentra la atención de todo el planeta. Estos Juegos Olímpicos fueron el sueño y la ilusión de un aristócrata francés, el barón Pierre de Coubertain.

Pierre Fredy, futuro barón de Coubertain, nació en el seno de una familia aristocrática francesa de rancio abolengo y larga historia de servicio a la corona, en la época de la expansión imperialista por África y los choques entre potencias. No debió senter nada bien a su familia que un idealista Pierre decidiera renegar de la tradición y rechazar la carrera militar. Pacifista convencido decidió que la educación era más necesaria que las armas y que era mejor educar personas que instruir soldados, y comenzó a estudiar pedagogía.

Viajó a Inglatera para mejorar su formación y al regresar a Francia comenzó a divulgar lo aprendido: buscar la perfección a través de la práctica del deporte, para ello promueve la inclusión de la Educación Física en la formación integral de los estudiantes. Crea sociedades atléticas por todo el país y funda la primera revista dedicada al deporte, consiguiendo su inclusión en la Exposición Universal de París de 1889 (Centenario de la Revolución Francesa).

Los cinco elementos constitutivos del deporte: voluntad, continuidad, intensidad, perfeccionamiento y riesgo eventual. Así se une al mismo tiempo con la filosofía estoica, hacia la que puede conducir a sus practicantes . . .
P de Coubertain.
Conferencia: Lo que podemos pedir ahora al deporte.


Pero Pierre quería ir más allá, pues intuía todo el potencial que tenía el deporte, y tenía en la cabez la organización de un gran evento deportivo que reuniese deportistas de todo el mundo, bajo el signo de la fraternidad universal. Con esta idea recorre medio mundo hablando de paz y solidaridad y de la unión de todos los pueblos de la tierra a través de la práctica deportiva. Su formación pedagógica, su pacifismo militante y su vocación de historiador, le llevaron en 1894, en un Congreso celebrado en La Sorbona, instituir los Juegos Olímpicos, a imitación de aquellos que se celebraban en la Antigua Grecia. La sede no podría ser otra que la propia Grecia.

No fue un camino fácila, pero gracias al apoyo del príncipe heredero, futuro Constantino I de Grecia y del aporte económico de un hombre de negocios, el proyecto saldría adelante. Unos 250 atletas (aproximadamente) de 14 países viajaron al país heleno y el 24 de Marzo de 1896, el rey de Grecia Jorge I declara abiertos los Primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna. El sueño de Pierre de Coubertain se había hecho realidad.

Pierre de Coubertain fue un visionario, cuya obra no para de crecer edición tras edición. En una época en que las naciones mandaban a sus mejores hombres a matarse entre ellos, el célebre Barón, abogaba por el diálogo y el entendimiento, materializando la unión de los pueblos a través del deporte. Ahora los mejores hombres y mujeres de cada nación competirían en un terreno de juego, en una piscina o en una pista de atletismo.


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