martes, 25 de febrero de 2020

LAS CAPITALES DE EGIPTO.




Menfis, Tebas, Ávaris, Heracleópolis Magna o Alejandría fueron algunas de las ciudades que ostentaron la capitalidad de Egipto a lo largo de tres milenios de historia, tanto de una zona, como del Egipto unificado. Algunas fueron capital en varios períodos difentes; otras durante un breve lapso de tiempo.

Desde la antigua Menfis hasta Alejandría, la última capital del Egipto Faraónico, el centro del poder político se repartió entre el Alto y el Bajo Egipto. Antes de la primera unificación del país, las capitales eran Hieracómpolis en el Valle y Buto en el Delta. Cuando Egipto se unificó, se creó una nueva ciudad que se convertiría en la capital de todo el reino. Esta ciudad fue Menfis fundada en el año 3065 por Aha (identificado con Menes), un faraón de la dinastía I. Desde este momento Menfis fue la capital por excelencia de Egipto, y a ella se volvió en varios períodos de su historia, pero apenas se han conservado restos de sus monumentos. Tras un breve período en que el centro del poder de la debilitaba monarquía pasó a Heracleópolis (2160 – 2040), emerge como gran capital Tebas, en auge a partir del Imperio Medio (sus ruinas se localizan en el interior de la moderna Luxor). En esta ciudad (y su entorno) se conservan algunos de los más impresionantes templos y tumbas que se levantaron en el Antiguo Egipto.

Los monarcas del Segundo Período Intermedio dejaron olvidada la tradición, y escogieron el norte del país para establecer sus capitales: Ittauy en la dinastía XIII y Xois en la XIV. Con el dominio hicso la capital se trasladó a Ávaris, aunque en Tebas se seguía ejerciendo cierto poder. El Imperio Nuevo significó la reunificación del país y la centralización del poder en Tebas. Pero los faraones intentaron de nuevo escapar del influjo del clero de Amón. Akhenatón abandonó Tebas y construyó su propia capital en Tell el-Amarna, Ajetatón. Después de una breve etapa donde la capitalidad se concentró en Menfis, los monarcas de la dinastía XIX se trasladaron a Pi-Rameses. Tras su abandono la capital de Egipto pasará por diversos emplazamientos. Tanis, Bubastis, Leontópolis, Sais e incluso Napata fueron capitales durante el Tercer Período Intermedio. Más tarde Psamético trasladó la capital a Sais, luego después de la Primera Dominación Persa fue Mendes la capital y finalmente Alejandro Magno fundó la célebre Alejandría.

Por todo Egipto se desarrollaron y se fundaron otras ciudades como centros administrativos del Estado, pero la organización espacial de las comunidades no era como la de la coetánea Mesopotamia meridional, donde inmensas ciudades se organizaban en torno a grandes centros de culto. Por otra parte, tampoco fue Egipto una «civilización sin ciudades», como se sugirió en su momento. Las ciudades y pueblos egipcios pueden haber estado organizados espacialmente de una forma menos rígida que los mesopotámicos y se sabe que la residencia real cambió de emplazamiento.
Kathryn A Bard.
Historia del Antiguo Egipto. Oxford. Edición de Ian Shaw.

Las ciudades que desempeñaron la función de capital a lo largo de la milenaria historia de Egipto, se concentraron en torno a tres zonas: Menfis, punto de unión entre el Delta y el Valle; Tebas, aglutinadora del poder en el Alto Egipto; y el Delta, emplazamiento de varias capitales.

Menfis (3065). La primera capital del estado unificado fue Menfis, fundad por el faraón Aha, que la llamó la ciudad del Muro Blanco. Se extendía por la orila occidental del río Nilo, próxima a las grandes necrópolis solares de Guiza y Saqqara. Por su situación estratégica era denominada la Doble Balanza. El tiempo y la historia la convirtieron en la capital tradicional de Egipto.

Heracleópolis Magna (2160). Tras el final del Imperio Antiguo, el poder de la monarquía acaba muy debilitado (desaparece prácticamente de algunas zonas) y Áctoes, nomarca de Heracleópolis aprovecha para deponer al último faraón de Menfis. Es ahora cuando Heracleópolis se convierte en la capital de las dinastías IX y X. Su nombre en egipcio, Nn nswt, significa el Niño Real. De esta época quedan algunos restos de las tumbas de los nomarcas, así como del templo del dios local Ársafes. El enconado enfrentamiento con Tebas le hizo perder esa capitalidad.


Tebas (2040). Tebas, la de las Cien Puertas, empezó a cobrar importancia a partir del Imperio Medio. Aunque hay restos de épocas anteriores, los monumentos que construyeron los nomarcas a partir de esta etapa son los que sobreviven en pie. La orilla oriental quedó reservada a la zona urbana y a los templos, y la orilla oeste a las ciudades de los muertos, las necrópois. El clero de Amón, dios originario de Tebas, comenzó a incrementar su poder y a potenciar la ciudad como capital.

Ittauy (1991) El creciente poder del clero de Amón (enfrentado siempre a poder real) propició que los faraones de la dinastía XII se alejaran de Tebas y situaran su capital en la región del oasis de El Fayum. Allí, el rey Amenemes I fundó la ciudad de Ittauy, que en egipcio antiguo significa Conquistador de las Dos Tierras. Dada su situación estratégica se podía controlar desde allí a los belicosos beduinos del norte.

Illahun (1897) Continuando los pasos de Amenemes I, el faraón Sesostris II situó otra capital en El Fayum, nos referimos a Illahun, donde además estableció su residencia, para poder restar poder al clero tebano. La proximidad al Bahr Yusef permitía continuar la explotación agrícola de los oasis. Próxima a Illahum estaba la ciudad de Kahun, donde residían los obreros que realizaban las construcciones funerarias para los farones de la dinastía XII. Tanto en Illahun, como en Ittauy (la otra capital de El Fayum) se han hallado restos de edificaciones urbanas, así como templos y complejos funerarios.

Tebas/Menfis/Ittauy (1786). El final del Imperio Medio significó la ruptura de la unidad de Egipto. En este período convulso e inestable la capitalidad quedó repartida en tres lugares. Tebas, la teórica capital, ostentaba el poder religioso del país, con el clero de Amón dirigiendo sus destinos. Menfis, capital administrativa mantuvo su peso en los períodos más complicados. Los faraones gobernaban desde Ittauy, auténtica capital política del país, situada en la zona de El Fayum. Esta última muy pronto se vio relegada por las capitales del Delta.

Xois (1700). Jasuut era el nombre egipcio de la actual Xois. Esta ciudad del Delta fue capital de la efímera dinastía XIV durante el Segundo Período Intermedio. Sus gobernantes se separaron de la dinastía XIII, que gobernaba (como buenamente podía) desde la zona de El Fayum. Posteriormente cuando las dinastías hicsas consolidaron su dominio sobre el país, los débiles soberanos de Xois se declararon sus vasallos.

Ávaris (1644) Los gobernantes de las dinastías XV y XVI fueron los reyes hicsos, de origen asiático, y establecieron su capital en Ávaris. Se trata de una localidad emplazada en el Delta Oriental, precisamente donde se habían asentado tras ir estableciéndose poco a poco. De la capital no quedan restos, ya que los edificios fueron desmontados para levantar otra ciudad.

Tebas (1552). La dinastía XVII del Segundo Período Intermedio, que estableció en Tebas un pequeño reino autónomo, inició la expulsión de los hicsos. Tebas se extendía en la orilla oriental del río Nilo, con numerosos templos, sufrió una espectacular transformación de un pequeño villorrio, a toda una capital estatal. Los antiguos egipcios la llamaban Uaset. En el Imperio Nuevo alcanzó su mayor esplendor; los grandes templos de Karnak y Luxor fueron embellecidos. Estuvo muy poblada durante en este período.

Ajetatón, capital de la Revolución. (1360). Akhenatón, rey de la dinastía XVIII, inició una profunda revolución que trastocó los esquelas tradicionales de la civilización egipcia. Abandonó Tebas para fundar su propia ciudad, en un lugar que no estaba habitado (en la actual Tell el Amarna) a la que llamó Ajetatón, el Horizonte de Atón. En esta ciudad se levantaron barrios residenciales y comerciales, así como templos al dios único Atón.

Menfis (1340). En el Imperio Nuevo Menfis continuó siendo todavía el principal centro administrativo de Egipto y los reyes residieron en ella durante largos períodos, especialmente desde Tutmosis IV. A partir del reinado de Amenhotep III se convirtió en la segunda corte de Egipto. Tras la herejía iniciada por Akhenatón, los faraones hicieron retornar la capitalidad a la antigua Menfis, aunque durante un breve espacio de tiempo.

Pi-Rameses (1305). Los faraones de la gran dinastía XIX construyeron al este del Delta Pi-Rameses, la Residencia de Ramsés, nombre que aparece en el libro del Éxodo, que situaba allí la residencia del faraón. El traslado se debe a la política iniciada por Ramsés II de debilitar al clero de Amón. Además de las residencias reales y los templos, había fortalezas para controlar el paso de caravanas y también a los asiáticos y los beduinos. La ciudad se ubicaba próxima al mar, así que durante las inundaciones quedaba dividida en varias islas. La estampa debió ser preciosa.

Tanis (1099) En el reinado de Ramsés XI, la capital se trasladó a Tanis. A su muerte se produjo una división del poder. Los grandes sacerdotes de Tebas gobernaban, sin ser faraones, mientras que en el Delta, el visir de Ramsés XI, Esmendes, se proclamó faraón (época tanita). Para construir Tanis se trasladaron bloques de la cercana Ávaris.

Bubastis (945) Los gobernantes de la dinastía libia, la XXII del Tercer Período Intermedio escogieron Bubastis como capital, junto a Tanis. La ciudad de la diosa gato Bastis estaba en el Delta, situada en una posición estratégica.

Leóntopolis (818). La antigua Iat-Jenu fue la residencia real de los monarcas de la dinastía XXIII del Tercer Período Intermedio. Durante esta etapa, Leontópolis se desarrolló urbanísticamente, sin embargo, los restos de la antigua ciudad se encuentran hoy muy dispersos.

Sais (727). La capital de los gobernantes de la dinastía XXIV del Tercer Período Intermedio era llamada Sau en egipcio. De esta palabra derivó en Sais para los griegos. De este vocablo hay restos en la denominación actual San el-Haggar. Uno de los elementos principales de la ciudad era el templo de la diosa Neit, que ocupaba uno de los espacios principales de la capital. El urbanismo de la ciudad sólo es conocido por las fuentes antiguas de viajeros que, como Heródoto, la visitaron, ya que hoy no se conservan restos de ella.

Napata (716). Los faraones nubios de la dinastía XXV tenían su capital en Napata, en egipcio Npdt. Estaba próxima a la montaña sagrada de Amón en Dyebel Barkal y a la Cuarta Catarata, al sur, y tuvo que ser abandonada cuando Psamético II derrotó al reino de Cush.

Sais (664). Tras la expulsión de los asirios y etíopes de Egipto, Psamético I, faraón de la dinastía XXVI, estableció la capital en la ciudad de Sais. A este período se le llamó Saíta. De la ciudad apenas se conservan restos de edificios, aunque se han hallado vestigios de algunos monumentos, como una estela del faraón Apries.

Mendes (398). La dinastía XXIX tuvo como capital Mendes. En egipcio antiguo, esta ciudad del Delta se llamaba Perbaneb Dyedet, o sólo Dyedet. Los signos jeroglíficos hacían referencia a un carnero divino que era adorado en esta capital.

Alejandría (331). Los últimos reyes de Egipto fueron griegos. Alejandro Magno conquistó el país y dedició fundar una ciudad en el Delta, a la que bautizó con su propio nombre. Los monumentos, el urbanismo y toda ella tenían las características de una ciudad griega, no egipcia. Alejandría se mantuvo como una de las ciudades más importantes durante largo tiempo; sus vestigios aún pueden contemplarse en la actualidad.


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