jueves, 6 de febrero de 2020

EGIPTO: EL PAÍS.




El Nilo no solo fue la causa e inspiración de la cultura del antiguo Egipto; fue también el hilo conductor que unificaría toda la historia egipcia, presenciando los progresos de la realeza, el transporte de los obeliscos, las procesiones de los dioses, el avance de los ejércitos, etcétera. El valle y el delta del Nilo —las «Dos Tierras», en la terminología de los propios egipcios— constituyen el telón de fondo de la grandeza y decadencia del antiguo Egipto, y su peculiar geografía resulta clave para entender la larga y compleja historia de este país.
Toby Wilkinson.
Auge y caída del Antiguo Egipto.


La civilización egipcia se desarrolló a lo largo del río Nilo, ocupando ambas orillas, el país de las dos tierras. En Egipto podemos distinguir dos grandes regiones: el Valle y el Delta. El Valle, también llamado Alto Egipto estaba situado al sur y su dios protector era Set. El Delta, o Bajo Egipto se situaba al norte del país, en el lugar donde el Nilo desemboca en el Mediterráneo, y estaba bajo la protección de Horus. La historia de Egipto es la historia de las uniones y separaciones del Alto y el Bajo Egipto.


“Los egipcios – escribió el historiador griego Herodoto – gozan de un clima excepcional, habitan a la orilla de un río diferente de otros ríos, y han adquirido costumbres muy peculiares que los diferencian notablemente de otros hombres.”
La civilización del Antiguo Egipto recibió la impronta de ambas características: la benignidad del clima y la curiosa configuración geográfica del valle del Nilo. La historia de esta espléndida civilización se debe abordar siempre desde sus perspectivas naturales: el río, las elevaciones montañosas que constriñen gran parte de su largo recorrido, la límpida claridad de su cielo y el manto de arena que tapiza su suelo.
Sus límites son justos y precisos. No existió país alguno en la Antigüedad cuyos lindes se hallasen tan claramente fijados por la Naturaleza. Al Norte, el Mediterráneo; al Este y al Oeste, los desiertos arábigo y líbico; al Sur, las cataratas del Nilo. Sus cuatro costados son barreras difíciles de atravesar, al abrigo de las cuales Egipto halló la protección de unas defensas naturales contra el asalto de sus enemigos.
Desde los vastos lagos del África Central, Victoria y Albert, el Nilo fluye en un largo curso de 6.695 kilómetros hasta el Mediterráneo. Sus aguas han ido erosionando los bordes de una meseta hendida formando acantilados, que se erigen desde una altura de doscientos metros como colosos de una valle uniformemente llano. Un pasillo de interminable longitud se extiende en un recorrido de novecientos kilómetros, en ocasiones tan angosto que en algunos parajes se reduce a la anchura del propio río. Estos últimos kilómetros del trayecto, desde la primera catarata hasta el mar, constituyen propiamente la tierra de Egipto. Egipto es el río Nilo.
Al norte de Menfis (o del actual Cairo) el aspecto del país cambia bruscamente. Los escalones líbico y arábigo, cortados en forma de V por un antiguo golfo marino, divergen cada vez más, hundiéndose finalmente en el mar. El Valle, majestuoso, se ensancha ampliamente y forma un delta, que se abre en un inmenso abanico de cien kilómetros de longitud por seiscientos de perímetro. Nos hallamos en la tierra del norte, “ta meh”, el Bajo Egipto.
La Naturaleza ha creado un Egipto mediterráneo y otro africano: las diferencias entre estas Dos Tierras son los suficientemente significativas para marcar con una impronta indeleble la historia mitológica y humana del país. Existe, pese a ello, una armonía entre ambas: el Valle se expande en lingitud, el Delta en anchura, pero sus superficies cultivables y sus poblaciones son equivalentes, quedando equilibradas estas aparentes tendencias contrapuestas. El Nilo ha establecido la unidad indivisible de las Dos Tierras: ambas se necesitan y complementan.
Vicente Ruvira.
El Nilo.
Historia y Vida. Extra 66. El misterioso Egipto.


Rodeados de desiertos prácticamente por todos lados, los egipcios pensaban que ningún pueblos podría atacarlos, en ese sentido se consideraban elegidos por los dioses.


Históricamente, Egipto se divide en dos países: el Alto Egipto, que corresponde al Valle del Nilo propiamente dicho y que abarca desde la 1.ª catarata, en Asuan, al sur, hasta la región de Menfis, al norte; y el Bajo Egipto, que corresponde al Delta e incluye Menfis en su extremidad meridional. No obstante, desde el punto de vista estrictamente geográfico, es posible distinguir un Egipto Medio, que va desde el norte de la región de Tebas hasta el limite con el Bajo Egipto. Finalmente, hay que señalar que en la 1.ª catarata se encuentra la frontera histórica de Egipto con Nubia. 
Josep Padró. 
Historia del Egipto faraónico.


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