lunes, 10 de febrero de 2020

DEBATE HISTORIOGRÁFICO SOBRE LA REVOLUCIÓN FRANCESA.



Desde el momento mismo de su estallido la Revolución Francesa ha sido objeto de múltiples estudios y variadas interpretaciones, que han dado lugar a un interesante (y prácticamente interminable) debate sobre las causas, el significado y las fuerzas implicadas. Aunque al final del proceso se había sustituido a un monarca absoluto por un emperador todopoderoso, durante estos convulsos años se produjeron una serie de transformaciones que dieron lugar a una sociedad muy diferente a la que existió hasta entonces. 

Los puntos de vista y las interpretaciones han ido cambiando a lo largo del tiempo. Si al comienzo lo fue desde puntos de vista exclusivamente políticos, a lo largo del siglo XIX, y sobre todo en el siglo XX fue considerado como resultado de la interacción de fuerzas económicas y sociales en el que la burguesía desplazaba a la aristocracia del poder. 

A. DELIMITACIÓN Y FASES DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA.
Para François Furet (1927 – 1997) la Revolución Francesa comienza con las Reformas de Turgot en 1774 y no concluye hasta 1880, año en que podemos considerar que se ha consolidado el sistema republicano. 

  […] la Revolución Francesa presenta al menos como balance el llevar al poder a la burguesía. Pero en el fondo no creo que la revolución sea reductible a esta idea de promoción social. La idea de la revolución burguesa no permite explicar la duración de la crisis política francesa porque si unimos la revolución al poder de la burguesía, ¿por qué tardó tanto la burguesía en estabilizar su poder político, como dicen los marxistas, en estabilizar su dominación?.

[…] para mí la Revolución Francesa se caracteriza por la fundación de la sociedad democrática, es decir, de una sociedad de individuos libres e iguales que sustituye a una sociedad en la que, por el contrario, los individuos estaban cogidos en lazos de dependencia. A partir de esa sociedad que la revolución creó en seguida, el problema de la sociedad moderna es hacer un cuerpo político único y estable con una sociedad atomizada en individuos. 
Francois Furet. 
Entrevista en el País. Febrero 1989.

Sin embargo, los coetáneos de la revolución tomarán la fecha del 14 de julio de 1789 fecha de la toma de la Bastilla como comienzo de la revolución. Cien años después del Terror es obviada en la historiografía. Se considerará como comienzo de la revolción el 5 de mayo de 1789, fecha de la reunión de los Estados Generales. 

En la década de los '30 del siglo XX el Partido Comunista Francés hace una interpretación de la historia en que funde la Revolución Francesa con la Revolución Rusa. 

Con motivo del bicentenario de la Revolución se pretende resaltar su herencia moral, la proclamación de los Derechos Universals del Hombre y el Ciudadano, la Constitución, los valores democráticos . . . 

Se considera que la Revolución francesa tuvo dos fases: una primera de Monarquía Constitucional, entre 1789 y 1792, y otra segunda, de Gobierno de la Convención (fase republicana) entre 1792 y 1794, en la cual se distingue al periodo del Terror de 1793 a 1794. 

Un buen número de autores considera que también pertenece al ciclo de la revolución francesa la Restauración burguesa. 

B. HISTORIOGRAFÍA COETÁNEA A LA REVOLUCIÓN.
Las primeras interpretaciones surgen de los mismos intelectuales que vivieron (y sufrieron) la revolución de primera mano. 

Autores extra académicos.
Los primeros estudiosos que se interesaron por explicar la Revolución, algunos de ellos coetáneos al propio proceso, en general no se basan en el rigor de los datos de archivo, y con frecuencia son burgueses que glorifican la revolución y sus logros.
Para esta burguesía liberal el Juramento del Juego de Pelota el 20 de junio de 1789 y el asalto a la Bastilla el 14 de julio de 1789 son los hechos centrales de la revolución, un tanto mitificados. Los puntos culminantes de la Revolución francesa serían la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y la Primera Constitución escrita. 

Interpretación conservadora.
Es la interpretación de los conservadores monárquicos. Su juicio de la revolución está fundamentado en la crítica a los hechos concretos apelando a los valores tradicionales, cuando no naturales, que se vulneran durante la revolución.
La revolución comenzó el 17 de junio de 1789 y fue expuesta por los portavoces conservadores de la Asamblea Nacional Constituyente: Cazalés (1758 – 1805) , Lally-Tollendal (1751 - 1830) y el cardenal Jean Sifrein Maury (1746 - 1817) . La revolución es una cosa de hombres ambiciosos y sin escrúpulos que conspiran para arrebatar el poder a sus legítimos dueños. 

Historias post-termidorianas.
Existen pocos estudios de este periodo, pero bien documentados, como el del Vizconde Toulongeon que utilizó tanto archivos privados como recuerdos propios. Destaca también Antoine Barnave, que plantea una historia social de la revolución. Sobre sale además la orientación conservadora con autores como Edmund Burke que reniega la práctica revolucionaria como medio de progreso. 

C. HISTORIADORES Y ERUDITOS DEL SIGLO XIX.
A lo largo del siglo XIX fueron apareciendo numerosos estudios y obras que intentaban rastrear las causas, explicar el desarrollo y reflexionar sobre las consecuencias del proceso revolucionario. 

C.1. PRIMERAS HISTORIAS PROPIAMENTE DICHAS.
A lo largo del siglo XIX fueron apareciendo numerosas obras y estudiosos del tema con planteamientos más liberales. Uno de los primeros en abordar el tema fue Adolphe Thiers (1797 - 1877) que ya en 1827 destacaba el aspecto catastrófico de la revolución. Hace una exposición coherente desde la visión de la gran burguesía liberal y ve la historia como arma política contra la Restauración Borbónica: exalta el tercer estado, las clases medias, la lucha callejera . . . En esta misma línera para Mignet (1796 - 1884) la revolución era inevitable por el ascenso continuado de la burguesía desde la Baja Edad Media. 

Los hombres que después de las tormentas de la Convención imaginaron aquella especie de República, no estaban muy convecidos de la excelencia y solidez de su obra; pero al salir del régimen sanguinario por donde habían pasado, érales difícil obrar de otra manera o con más acierto. En efecto, no había que pensar en los Borbones, porque el sentimiento universal los repudiaba; no era posible arrojarse a los brazos de un general ilustre, porque en aquella época ninguno de ellos había alcanzado gloria bastante para subyugar los ánimos; por otra parte, no había aun desvanecido la experiencia todas las ilusiones… quedaba hacer un postrero ensayo, el de una República moderada en que los poderes estuviesen sabiamente repartidos y cuya administración se confiase a hombres nuevos, completamente extraños a los excesos que habían consternado.
Adolphe Thiers.

C.2. LOS AÑOS '40 Y LA INFLUENCIA DE TEORÍAS POPULARES.
Durante los años '40 se exalta la revolución del tercer estado, de las clases medias, aunque en general no profundizan y no superan el relato (más o menos pormenorizado) de los acontecimientos.

A su vez, los historiadores románticos simpatizan con el pueblo como gran protagonista del acontecer histórico, es el caso del escocés Thomas Carlyle (1795 – 1881), que inicia una visión romántica que influye definitivamente en su mitificación o de Jules Michelet (1798 - 1874), que empatiza con las clases populares, y que entiende la revolución como una obra del pueblo. Este autor comienza a utilizar los archivos existentes. 

El lunes la enorme ciudad se ha despertado, no para su industria cotidiana, sino para otra; cuán diferente! El trabajador se ha hecho un combatiente; no necesita más que una cosa: armas. Ha cesado la industria de los oficios todos; excepto, acaso, el del herrero, martillando con ahínco picas, y en otra escala, la del cocinero, cocinando vituallas, porque bouche va toujours. Las mujeres, también, están cosiendo escarapelas ... Todas las tiendas, como no sean de panaderos y taberneros, están cerradas; París en las calles; borboteando, espumando como una copa de Venecia en que hayais echado veneno. Está repicando locamente desde todos los campanarios, por orden, el toque de rebato. ¡Armas, electores municipales; tú Flesselles, con tus oscabinos, dadnos armas!,. (Carlyle. Revolución, 1, 247. Traducción de Miguel de Unamuno). 

Alexis de Tocqueville (obra el Antiguo Régimen y la Revolución), que recurre a fuentes documentals y que afirmará, hacia 1850 que la mayor parte de los cambios que se produjeron durante la Revolución Francesa se había gestado durante el Antiguo Régimen, y que la auténtica revolución se produjo en 1848.

Si [la revolución] no hubiera tenido lugar, el viejo edificio social no habría sido menos derribado, más pronto o más tarde; pero habría sido derribado pieza a pieza en lugar de desaparecer de repente. La revolución ha logrado de golpe, por un esfuerzo convulsivo doloroso, sin transición, sin preocupación, sin consideración, eso que se hubiera logrado poco a poco por sí mismo. Ésa fue su obra. 
A. Tocqueville, 
El Antiguo Régimen y la revolución, 1856.
Desde posiciones más investigativas, eruditas y conservadoras, autores como Hyppolite Taine (Orígenes de la Francia Contemporánea), condena todos los sistemas políticos surgidos de la revolución con gran pesimismo, y culpa a la Revolución Francesa de ser origen de todos los conflictos presentes en las sociedades contemporáneas. 

C.3. HISTORIADORES DEL SIGLO XIX. 
Basados en documentación de archivo y en una erudición más escrupulosa (y sistematizada) se realizan profundos estudios sobre el proceso revolucionario. Destacan (entre otros) Aulard, para quien la revolución se plantea en términos políticos e ideológicos, y que publicó un gran volumen de documentos, o Cochin, defensor de Taine, para quien la revolución tiene causas ideológicas y fue el resultado de una campaña para destruir Monarquía e Iglesia, o Marx, para el que la revolución debe ser completada (y terminada) por el proletariado urbano. 

D. LAS APORTACIONES HISTORIOGRÁFICAS DEL SIGLO XX.
En los albores del siglo XX, se deja de plantear una revolución exclusivamente desde arriba (un proceso muy centralizado) para dar cabida al protagonismo de las clases populares, y a aspectos sociales y económicos, poniendo de relevancia los estudios económicos y estadísticos.

Enfoque socialista.
Representado por Jaurés o Mathiez, pone de relieve los aspectos socioeconómicos y, desde posiciones de la órbita marxista, se subraya la interacción de los diferentes grupos sociales.

Consideramos la Revolución Francesa como un hecho inmenso y de una admirable fecundidad; pero no es, a nuestros ojos, un hecho definitivo del que la historia no tendrá que desarrollar después las consecuencias. La Revolución Francesa ha preparado indirectamente el advenimiento del proletariado. Ha realizado las dos condiciones esenciales del socialismo, la democracia y el capitalismo. Pero ha sido, en el fondo, el advenimiento del proletariado. Ha realizado las dos condiciones esenciales del socialismo, la democracia y el capitalismo. Pero ha sido, en el fondo, el advenimiento político de la clase burguesa […]

[…] Ciertamente, sabemos que las bellas palabras de libertad y humanidad se han convertido demasiado frecuentemente, después de un siglo, en un régimen de explotación y opresión. La Revolución Francesa ha proclamado los derechos del hombre; pero las clases poseedoras los han reducido a los derechos de la burguesía y del capital […].
J.Jaurés (1859 – 1914)
Introducción a la obra Historia Socialista.
En esta línea de resaltar una visión más global y social de la revolución, la denominada “interpretación clásica”, pasando a un segundo plano las ideológias. Destacan autores como:

G. Lefevbre, que pretende llegar a conclusiones de validez científica, concluyendo que la revolución no fue solo obra de la burguesía, sino también del campesinado.
A. Soboul, preocupado por el estudio de los grupos populares, sans culottes.
Labrousse, quien constata la coincidencia de la revolución con el alza de precios, poniendo de relevancia la importancia del factor económico.

A fines del siglo XVIII, la estructura social de Francia continuaba siendo aristocrática y conservaba los rasgos de su origen, por cuanto siendo la tierra casi la única riqueza, sus propietarios eran los amos de quienes la necesitaban para trabajarla y con ello vivir.

[…] Durante el siglo XVIII, el comercio, la industria y las finanzas fueron ocupando una posición cada vez más importante en la economía nacional; era la burguesía la que acudía en socorro de la tesorería real en tiempos de apuro; de entre sus filas se reclutaban la mayoría de los funcionarios y miembros de las profesiones liberales; y los filósofos y economistas no cesaban de poner en práctica la nueva ideología elaborada por ella. Por otro lado, el papel social de la nobleza decrecía […]. La estructura legal del país la seguía manteniendo en el primer rango, pero en realidad el poder económico, la preparación y las perspectivas de futuro pasaron a manos de la burguesía. Semejante discordia no podía durar eternamente: la Revolución de 1789 restableció la armonía entre la ley y los hechos”.
G. Lefebvre
1789: Revolución Francesa.
Fuera de Francia destacan autores como Rude, también centrado en el estudio de las protestas populares, así como Cobban y Hampson.

Otros autores y tendencias.

La revolución atlántica, la revolución no fue un proceso exclusivamente francés, sino que afectó a todo el Occidente (Palmer, Godecchot).

Revisionismo anglosajón, representado por autores como Cobban (la revolución fue una lucha política por el poder y no supuso el fin del feudalismo), Talmon (las fases radicales tienden a la supresión de la libertad individual) o Eisenstein (los protagonistas fueron los intelectuales, no la burguesía).

Revisionismo francés; representado por autores como Furet y Richet; opinan que hay tres revoluciones simultáneas: la de los diputados de Versalles, la de las capas bajas urbanas junto a la pequeña burguesía, y finalmente los pequeños campesinos enfrentados al régimen señorial.

El Bicentenario
Esta celebración generó numerosas publicaciones de estudios y la celebración de congresos sobre la revolución, lo que ha originado diversas controversias.
Todavía hoy es un tema muy discutido, pues tiene tantas y múltiples dimensiones que resulta casi inagotable. Algunos puntos interesantes de este debate son:
¿Fue una revolución estrictamente política o también tuvo una dimensión social?
¿Hubo una, o varias revoluciones?
Valoración desigual sobre la dictadura jacobina
Diversa concepción de los sans-culottes. 

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