El italiano
Pigafetta, embarcado con Magallanes y Elcano, es el testigo
imprescindible para conocer, de primer mano, la increíble aventura
de completar la primera vuelta al mundo. Antonio Pigafetta,
aventurero instruido y culto, procedente de la ciudad de Vicenz,
caballero de Rodas y profundo admirador de Magallanes. Intrépido y
obstinado consiguió enrolarse en la tripulación, para escribir un
detallado diario y legar a la posteridad un trepidante y colorido
relado de aquella gesta: Primo Viaggio Intorno al Mondo. La
amabilidad natural del italiano y su capacidad para comprender
diferentes lenguas, hicieron que el alimirante portugués lo enviase
a tierra para tratar con los indígenas. Pigafetta demostró
constantemente su predisposición al sacrificio, su fortaleza y
adaptabilidad, y una habilidad especial para la supervivencia, de
forma, que al final del viaje, se encontraba entre los dieciocho
hombres que pudieron completar el viaje alrededor del mundo.
El miércoles 28 de noviembre
de 1520 salimos del estrecho, internándonos en el océano Pacífico.
Estuvimos tres meses y veinte días sin ninguna clase de comida
fresca. Comíamos galletas, que ya no eran galletas sino el polvo que
de ellas quedaba lleno de gusanos, porque ellos se habían comido lo
mejor. Olía a orina de ratas. Bebíamos un agua amarilla que ya
hacía días estaba podrida. Comimos también unos cueros de vaca que
cubrían el extremo de la verga mayor para evitar que la verga dañara
las jarcias, y que se habían vuelto terriblemente duros a causa del
sol, la lluvia y el viento. Los dejamos en el mar por cuatro o cinco
días, luego los pusimos un momento sobre las ascuas y así los
comimos; a menudo comíamos serrín del maderamen. Las ratas se
vendían a medio ducado la pieza, y aun así era muy difícil
conseguirlas. Las encías de los dientes inferiores y superiores de
algunos de nuestros hombres se hincharon de tal modo que les era
imposible comer y de resultas de ello murieron.
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