Laís fue una famosa hetaira, o
cortesana griega, cuya belleza y artes amatorias fueron alabadas por
hombres ilustres, como Diógenes o Aristipo. Al parecer fue lapidada
mientras se encontraba en el santuario de Afrodita de Tesalia, por un
grupo de mujeres del país, celosas por su belleza. Su cadáver
ultrajado fue arrojado al río Peneo.
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