Oviedo es punto de partida del
Camino Primitivo, mientras que Avilés es una de las paradas destacas
en el larguísimo Camino del Norte. Aunque no es muy transitada,
existe una variante que une estas dos ciudades, atravesando Posada de
Llanera, Cancines y Nubledo.
Se abandona Oviedo caminando por
la base del monte Naranco y se atraviesan aldeas y pedanías como
Toleo.
Una subida, prolongada y pendiente
nos introduce en un bosque que envuelve una maltrecha carretera.
El camino sube y baja hasta
Posada de Llanera, mientras el zumbido de los coches que circulan a
toda velocidad por la autovía no cesa en ningún momento. Nos movemos
por el área metropolitana asturiana. Aquí se fusionan el campo
tradicional de vacas, hórreos y huertas, con el mundo urbano de las
prisas, el asfalto y el hormigón.
Posada es un lugar ideal para
descansar un rato y reponer fuerzas antas de encarar el ascenso de
Alto de Miranda. El comienzo de la subida es duro, aunque luego se va
suavizando paulatinamente. Caminamos bajo la sombra de los eucaliptos
que configuran los modernos bosques cantábricos (Asturias y Galicia
incluidas).
Tras abandonar las granjas y
pastos ganaderos nos incorporamos a la carretera que une Oviedo y
Avilés, caminamos varios kilómetros pegados al asfalto, atravesamos
Cancienes y Nubledo, y acabamos la etapa entrando en el interesante
casco histórico avilesino.
Poblamiento rural disperso entre
los grandes núcleos urbanos de Avilés y Oviedo. Aquí los límites
entre el campo y la ciudad son muy difusos. Caminamos por bosques,
entre pastos, vaquerías y sembrados, a la sombra de los eucaliptos,
los frutales y algún solitario roble. Las poblaciones de paso,
Posada, Cancines y Nubledo, funcionales, poco atractivas, pero
agradables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario