Discípulo
de Ibn Tumert, fundador del movimiento religioso almohade, consigue
unificar todo el norte de África. Se proclamó califa, con un par de
narices, y destruye el poder almorávide con la conquista de sus
príncipes centros urbanos Fez y Marrakech. Después de conseguir
controlar el norte de África desembarca en la Península Ibérica
consolidando un imperio a ambos orillas del Mare Nostrum.
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