El río Ziz
fertiliza la tierra y esculpe la montaña formando una impresionante
garganta que se extiende a lo largo de varias decenas de kilómetros.
Las aguas
del Ziz fluyen a través de la cordillera del Atlas en busca del
desierto del Sahara.
La roca
roja, esculpida por el Ziz, es el marco donde se desarrolla un
espectacular paisaje.
El pastor
guía a sus ovejas por la pedregosa vereda.
Palmeras y
acebuches crecen en sus orillas junto a los carrizos y algunos
arbustos espinosos.
Dejamos
atrás la gran ciudad para adentrarnos en la cordillera del Atlas,
una cadena montañosa que aísla el interior de Marruecos, evitando
la influencia del mar.
En una
terraza sobre el río Ziz se enclava la Kasbah Jurasique, un lugar de
reposo desde el que podemos disfrutar de un paraje sobrecogedor.
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