viernes, 3 de mayo de 2019

REDONDELA, ENTRE EL MAR Y LA HUERTA.



En Redondela confluyen el mundo marinero del pescado y el marisco, y el mundo agrícola del interior.






Cuando entramos en Redondela lo primero que vemos es el Convento de Vilavella, un edificio del siglo XVI construido bajo el patrocinio de la familia Prego de Montaos. En el siglo XX fue modificado para adaptarlo como vivienda. Conserva el ala este original y la iglesia, que es anterior al convento.



En Redondela es necesario bucear un poco entre sus calles para encontrar el patrimonio arquitectónico y etnográfico, como los típicos hórreos y las casas populares. Un plano de la ciudad puede ayudar.


Entre los personajes arquetípicos de la ciudad ocupa un lugar destacado Xan Carallás, un ser burlesco al que la tradición atribuye la fundación misma de la ciudad. El dibujo que de él hizo Castelao es la imagen que hoy tenemos de él: marinero rudo y desaliñado, bebedor y algo socarrón. Conocido ya en el siglo XIX, no sabemos a ciencia cierta cual es su origen.



Como ya hemos mencionado más arriba Redondela cuenta con un interesante patrimonio arquitectónico oculto de las miradas menos curiosas.



Igrexa de Santiago.
En una localidad vincula históricamente a las peregrinaciones no podía falta una iglesia dedicada al apóstol Santiago. La iglesia como tal ya existía en el siglo XIII aunque el edificio actual es, en esencia, de finales del siglo XV y principios del XVI. O sea, de un estilo gótico tardío. Eso sí, con modificaciones posteriores.




Dos imágenes llaman especialmente la atención, un Santiago a caballo que remata la portada y un Cristo Peregrino que preside el altar mayor. Luce calabaza, bordón y vieira.



Durante la Edad Media las construcciones en Redondela se sucedían a lo largo de sus dos ejes principales, el Camino Real que venía desde Tui y formaba parte de la ruta de peregrinación portuguesa a Santiago, y la línea de la ribera del mar.



Casa da Torre.
Una casa fuerte que vivienda fue de los Condes de San Román. En el siglo XX cumplió funciones municipales y en la actualidad es albergue de peregrinos. En cierto aspecto señala la entrada al casco histórico de la ciudad, a la zona noble.



Hórreo da Rúa da Leña.
El hórreo se encuentra situado en la encrucijada de dos calles – Rua da Leña y Rúa Lourcino – y era el lugar donde antiguamente se vendía la leña para los hogares. El hórreo mantiene, en lo esencial, su estructura original, y presenta un considerable tamaño. A partir de este punto nos adentramos en A Esfarrapada, el barrio marinero.



Casas dos soportais.
En la parte alta de la ciudad, alejada del tráfico surgen las casas tradicionales de Redondela, como esta Casa dos soportais. En origen esta era la tipología de las viviendas de los marineros, con recios soportales que se utilizaban – hasta no hace mucho tiempo – para guardar los aparejos de pesca y a la vez sirven de cobijo frente a las inclemencias del tiempo.



A pesar de estar situada cerca de la ría, la presencia del mar apenas se intuye cuando se pasea por las calles de Redondela.



Casas de tipo marinero.
Unas pocas mantienen en sus viejos muros de piedra los restos del encalado que utilizaban como medida de higiene. Destacan las solanas con modillones sobre los que se asienta el balcón.





Conjunto de hórreos.
Hubo un tiempo en que en esta parte de la ciudad, conocida como Cabo dos Fumeiros, se acumulaban hasta veinticinco hórreos. Aunque muchos han desaparecido, aún conservan parte de la agrupación de hórreos que se situaba en la parte alta de la villa, el lugar más idóneo para conservar las cosechas al aprovechar las corrientes de aire. Estos hórreos presentan las características de los hórreos de las Rías Baixas, con la utilización del granito en casi toda su estructura. También los había de madera, pero no pudieron aguantar el paso del tiempo.



Fuente de Santiago. Del siglo XVIII en la plaza a la que da nombre.



Casa Fidalga.
Frente a los hórreos, otra casa de gente pudiente que luce blasón familiar. La familia Fidalga estaba emparentada con los poderosos Sotomayor.



Un poquinho de historia.
Un R rodeada de tres conchas de Vieria es el escudo de Redondela, una villa gallega de pasado marinero. El primer documento oficial en el que Redondela aparece como villae es de 1243. La villa creció en torno al Camino de Santiago y a la actividad pesquera, dispuesta alrededor del río Alvedosa.



Antiguamente, y hasta el siglo XX, el casco urbano de Redondela estaba dividido en dos núcleos independientes: Vilavella y Vilanova de Redondela. Dentro de Vilanova también se apreciaba una clara diferenciación entre la parte de la villa cercada por una muralla, al menos en el siglo XIV, y el barrio marinero. Redondela mantuvo la esencia marinera hasta bien entrado el siglo XX cuando la villa y las formas de vida de sus habitantes experimentaron una profunda transformación vinculada al desarrollo de la industria textil.



En 1494 el visitante alemán Jerónimo Münzer escribe sobre Redondela . . . pequeña villa sobre un brazo de mar, donde se pescan sardinas en abundancia admirable . . .



Abandonando Redondela, siguiendo los pasos de los peregrinos que dirigen sus pasos a Santiago, nos encontramos con la Capela de Santa Mariña construida en el siglo XIX.


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