Pese a su nombre se tiene
constancia de su existencia a las puertas de las murallas, desde el
siglo XIV. En esa época desempeñaba una doble función; aquí
nacían los caminos que recorrían el llano, en dirección a la Villa
de Gracia y también se estableció un mercado, al principio de
abastos y más tarde también de muebles y enseres.
Se han conservado las torres
semicirculares que flanqueaban las puertas de la ciudad romana. Sant
Roc, incrustado en una de las torres, era invocado contra la peste.
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