Situada, como no podría ser de
otra forma, en la ribera, es la lonja barcelonesa desde la Edad
Media, alzada durante el siglo XIV. De su construcción original
sobrevive un salón gótico, cuyos arcos superan los 10 metros.
Concluido el edificio por Pere Arvey en 1329. La lonja se constituye
en uno de los símbolos de la pujanza económica barcelonesa durante
la Edad Media, una época, que al menos aquí, no fue para nada,
oscura. La original fue derruida en el siglo XVIII.
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