El arquitecto local Antonio
Palacios Ramilo diseñó el sugerente ayuntamiento de Porriño a
principios del siglo XX inspirado en los revivals románticos
y nacionalistas decimonónicos. Un auténtico poema épico en piedra.
Arcos ojivales y vidrieras que
juegan a idealizar el gótico burgués y urbano, almenas, adarves y
torres que traen de vuelta la Edad Media, tan brillante como
desconocida, caballeros hieráticos que duermen el sueño eterno de
la piedra, bestias zoomorfas difíciles de identificar y el retrato
inequívoco de un Santiago peregrino.
Bloques, cubos, atrios, escudos
desblasonados y asimetría constructiva para un galimatías
arquitectónico tan sugerente como difícil de interpretar. Hablando
si rodeos ni tapujos una pequeña maravilla visual. Para mi gusto uno
de los ayuntamientos más bonitos de toda España.
La Fonte de Cristo es otro de los
elementos centrales de Porriño. Preciosa ejecución, rematada por un
caballero de armadura que porta un escudo con el blasón de la
ciudad.
El sabor de lo auténtico, el pan
bien hecho y la empanada en su punto. Aún quedan tahonas de calidad
y artesanos que hacen bien su trabajo en este mundo de locos que nos
ha tocado vivir.
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