La
baja densidad de población en España llamaba la atención a los
extranjeros que visitaban el país. El problema se acentuaba en
algunas zonas que constituían verdaderos desiertos, como la
comprendida entre la ladera sur de Sierra Morena y el margen derecho
del río Guadalquivir. Durante el reinado de Carlos III se planteó
la posibilidad de repoblar y colonizar estas comarcas de Andalucía.
Como no
sobraban habitantes en otras zonas de España, el marqués de la
Ensenada elaboró un proyecto de repoblación con colonos procedentes
de otros países europeos con exceso de población, a condición de
que fuesen católicos. En 1766 se llegó a un acuerdo con el coronel
alemán Von Thürriegel, quien ofreció traer a España 6000 colonos
bávaros con sus familias.
Después
de una serie de consultas, en las que desempeñó un papel
fundamental el intendente de Andalucía Pablo de Olavide, se
concretaron los detalles para la colonización y se eligió la zona
comprendida entre los términos del Viso del Marqués y Écija,
pasando por Bailén y Córdoba.
Hacia 1775
había asentados más de 3000 colonos en una serie de localidades
conocidas como “Nuevas Poblaciones o Poblaciones Carolinas”,
entre las que se encontraban las actuales La Carolina, La Carlota,
Guarromán y La Luisiana.
El proceso
de colonizadores de Sierra Morena tuvo detractores y entusiastas
defensores. Para las primeras, este proceso constituyó un fracaso, y
las poblaciones fundadas eran lugares de vivio y corrupción. Por el
contrario, los defensores de la colonizacíon señalaban que Sierra
Morena se había convertido en un lugar paradisíaco, donde artesanos
y campesinos habían constituido sociedad laboriosas. Para ellos, la
colonización era un magnífico ejemplo práctico de la bondad de las
teorías ilustradas.
La
colonización hubo de hacer frente a numerosos problemas, y no fue
una tarea fácil. Sin embargo, era ya una realidad de finales del
reinado de Carlos III. A los inmigrantes alemanes se habían unido
algunos españoles, y por esas fechas vivían en las nuevas
poblaciones 1500 familias.
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